Leon Hunter

Consejos para preparar un trabajo académico (parte II)

Consejos para preparar un trabajo académico (parte II)

Consejos para preparar un trabajo académico (parte II)

La semana pasada en el primer artículo sobre la redacción de trabajos académicos comenzamos a hablar acerca de aquellos consejos, pautas y cuestiones de diversa índole que han de tenerse en cuenta a la hora de escribir un trabajo académico. Como ya comentamos, es importante tener en cuenta, antes que nada, qué tipo de texto vamos a escribir y cómo lo vamos a hacer, es decir, teniendo en cuenta cuestiones de ortotipografía —comillas, disposición del texto, pies de página, etc.— y estilo. Pues bien, en este artículo ampliamos la lista de cuestiones útiles e imprescindibles a la hora de redactar.

1. Utilizar gestores de bibliografía

Si estás manejando una cantidad considerable de bibliografía para escribir tu trabajo, quizá podrías usar un gestor bibliográfico para tener bien ubicadas las referencias y, a la vez, poder crear una base de datos con la bibliografía utilizada para futuras investigaciones. Además, algunas de estas aplicaciones permiten importar referencias bibliográficas disponibles en Internet —por ejemplo, en bases de datos en línea, catálogos de bibliotecas o de Google Académico—, así como acoplarlas al sistema de citas que hayamos decidido usar. Algunos de los gestores más conocidos son RefWorks, RefMan, EndNote, Zotero o Mendeley. En este artículo de la UNED explican cómo pueden usarse estas herramientas.

2. Google Académico y Google Libros

Para estar seguros de que el contenido que estamos consultando es riguroso y especializado, lo mejor que podemos utilizar es Google Académico. Muchos de los documentos que aparecen en las búsquedas se pueden consultar y están disponibles en formato pdf. También podemos filtrar las búsquedas en función del año en que se hayan publicado los documentos, por si queremos buscar la información más reciente o actualizada sobre el tema que estemos trabajando. Asimismo, cabe señalar que podemos generar automáticamente las referencias en MLA, APA e ISO 690, además de ofrecer la posibilidad de que lo incorporemos a nuestro trabajo a través de gestores bibliográficos.

Otra herramienta útil es Google Libros, pues podemos consultar algunos apartados de libros disponibles en vista previa. En algunas ocasiones puede salvarnos de un apuro si por algún casual no podemos tener el libro en formato físico. Ahora bien, conviene tener en cuenta que en algunos casos los libros de Google aparecen sin la numeración de página; esto puede ser problemático a la hora de citar —si se sigue un sistema de citas en el que se especifique la página, como en APA— extractos de tales libros, pues no podemos especificar en qué página se encuentra. Y recuerda: incluir datos falsos en un trabajo se considera fraude académico y las universidad lo sancionan.

3. Incorporar resumen al comienzo del trabajo

Añadir un resumen o abstract al comienzo del trabajo académico depende en buena medida de su extensión y del tipo de texto que vayamos a escribir. Si se trata de una tesis, una tesina o un trabajo de fin de grado, lo habitual es que aparezca un resumen antes de la introducción, en el que expliquemos de forma breve cuáles son las líneas principales de nuestro trabajo, así como el análisis llevado a cabo y las conclusiones a las que se ha llegado. Inmediatamente después del resumen suelen añadirse varias palabras clave sobre el ámbito que estamos trabajando. Para consultar algunas de estas palabras clave podemos recurrir a tesauros como el del CINDOC (Centro de Información y Documentación Científica). Es aconsejable que, como máximo, se mencionen 5 palabras clave o keywords.

Además, el resumen también puede aparecer traducido a otro idioma, generalmente al inglés, aunque dependerá de la institución responsable de la publicación. En cualquier caso, los resúmenes en ambos idiomas no deben ocupar más de una página.

4. La portada

En línea con el apartado anterior, la portada suele ser obligatoria en trabajos más «serios», como tesis, trabajos de fin de máster o de fin de grado. Cabe tener en cuenta, no obstante, que estilo de citación establece sus normas sobre cómo debe ser la portada. Por lo tanto, una vez que hayas decidido qué sistema de citación vas a utilizar, procura seguir las indicaciones de dicho estilo. No obstante, las propias universidades facilitan el trabajo y tienen plantillas de portadas para incorporarlas a Word. El uso de portadas e índices es apropiado para trabajos de cierta extensión que presenten diferentes apartados; en otro tipo de textos, como los ensayos, informes de lectura o reseñas no suelen incluirse portadas o índices debido a que su extensión no es lo suficientemente larga como para establecer diferentes apartados.

5. Qué debe aparecer en nuestro trabajo

El trabajo debe reflejar que el autor conoce y comprende el tema que está abordando, y para ello hay que tener en cuenta que quien va a leer —y a corregir— el texto es una persona especializada en ese tema, por lo que el texto debe estar bien argumentado y respaldado con las fuentes que correspondan. Por ello, es pertinente conocer bien qué autores estamos citando y en qué año se publicaron los documentos que estemos incorporando a la bibliografía de nuestro trabajo, puesto en el mundo académico el conocimiento no se estanca, sino que constantemente se renueva, y puede que estemos basando nuestra disertación en teorías que ya han sido refutadas. 

También se suele valorar que los trabajos no sean meras sucesiones de citas largas con más de cuatro líneas, puesto que también debemos demostrar la capacidad argumentativa y de relación de unas ideas con otras. Es decir, que el trabajo sea original y no una simple amalgama de citas acerca de un determinado tema.

6. Controlar la ortotipografía

En nuestro trabajo debe haber una uniformidad ortotipográfica que facilite su lectura y comprensión. Por este motivo, es conveniente tener varias ideas claras:

Las comillas: la Ortografía de la lengua española recomienda utilizar, en primer lugar, las comillas angulares; después, las dobles; y, en último lugar, las simples. Como en el siguiente ejemplo —que incluimos en este artículo sobre el uso de las comillas—:

«Y él le contestó: “mis padres me llaman ‘genio’ de forma irónica”».

Para las definiciones se usan las comillas simples (‘’): La palabra fisión significa ‘división celular por estrangulamiento y separación de porciones de protoplasma’.

Para las citas de menos de cuatro líneas, las comillas dobles —en los textos escritos en lengua española; en inglés se usan las comillas dobles (“ ”)—:

Marc Augé (2000) sostiene lo siguiente: «Los no lugares son tanto las instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como los medios de transporte mismos» (p. 22). (Ejemplo en APA).

Ahora bien, estos consejos —sobre todos los de este último apartado— siempre están supeditados a los diferentes manuales y guías de estilo que puedan seguir las universidades o instituciones en las que vayamos a publicar. Además, el mejor consejo que podemos darte es que, antes de escribir, lo más importante es haber leído mucho y con detenimiento, pues es la mejor manera de aprender a escribir un trabajo académico.