Leon Hunter

Anglicismos difíciles de traducir: «crush», «fake news» y más

Anglicismos difíciles de traducir: «crush», «fake news» y más

Anglicismos difíciles de traducir: «crush», «fake news» y más

En este blog hemos dedicado varios artículos al uso —en ocasiones abusivo— de anglicismos en nuestras conversaciones cotidianas. Sin embargo, hasta ahora no habíamos tratado la cuestión de la traducción de ciertas palabras de procedencia inglesa que empleamos con su forma original por carencia de un término equivalente en español. Por ejemplo, de football tenemos el calco balompié y la forma adaptada fútbol —o futbol, en algunos países de Sudamérica—. En otras ocasiones, el término inglés se traduce, como ocurre con marketing y mercadotecnia. Cuando la traducción es imprecisa o requiere utilizar más palabras, entonces se opta por conservar la forma original, quizá por una cuestión de economía de la lengua. Esto pasa en palabras como copyright, CEO o start-up, preferidas hoy en día antes que sus equivalentes derecho de autor, director general y empresa emergente, respectivamente.

¿Cómo se traduce «crush»?

En la actualidad, hay palabras que estamos incorporando a nuestro caudal léxico sin adaptarlas a nuestra grafía, lo que se conoce como extranjerismos crudos. Es el caso, por ejemplo, del término crush, cuya traducción podría ser machacar o aplastar —si se trata del verbo— o golpe, colisión si nos referimos al sustantivo. Un titular como el siguiente se podría traducir de la siguiente manera:

«Liverpool crush West Ham to go second in the Premier» League (The Times, 25/2/2018).

Posible traducción: «El liverpool aplasta al West Ham para alcanzar la segunda plaza en la Premier League».

Pues bien, hay un uso informal del término que nos sitúa en la encrucijada de cómo traducirlo; en el Oxford Dictionary queda definido de la siguiente manera. ‘A brief but intense infatuation for someone, especially someone unattainable’ («Un breve pero intenso deseo por alguien, especialmente por alguien inalcanzable»). De este modo, una oración como la siguiente solo podría ser traducida en nuestra lengua mediante una locución verbal. Por ejemplo:

«Jennifer Lawrence has a crush on Timothée Chalamet, too» (Vulture, 21/2/2018).

Posible traducción: «Jennifer Lawrence también está colada por/encaprichada de Timothée Chalamet». 

Con este sentido, en el español de América se empieza a registrar esta palabra: «Vadhir Derbez admite que tuvo un crush con Belinda» (Revista People, 8/2/2018). En este caso, la estructura sintáctica es calcada a la del inglés; sin embargo, también se emplea como sustantivo, en cuyo caso la traducción es más difícil: «Era mi primer crush real» (La Vanguardia, 2/5/2017). ¿Cómo se traduciría en este caso? ¿Deseo, capricho o, simplemente, amor platónico? Quizá este último tampoco sea válido, porque, como recoge el DLE, el amor platónico es un ‘amor idealizado y sin relación sexual’. Por tanto, la ausencia de una traducción específica inclina la balanza hacia la forma original.

¿Qué es eso de «stalkear»?

Algo similar ocurre con el verbo to stalk —castellanizado como stalkear—, pues las traducciones pueden ser muy variadas. El Oxford Dictionary define el verbo como ‘pursue or approach stealthily’ (‘perseguir o acercarse sigilosamente’). Los contextos en los que aplicamos la forma stalkear, por lo general, están relacionados con las redes sociales. El verbo hace alusión a la acción de vigilar, espiar en las redes sociales. Desde la Fundéu se recomienda, como alternativa a esta voz, otras como «acechar, espiar, husmear o incluso acosar, según el contexto». También señalan que «en español se registra un uso de este término sin el matiz delictivo que sí que tiene la voz inglesa». Estos serían algunos contextos en los que se utiliza dicho verbo:

«“Stalkear” a su ex un par de veces es natural, pero cuando se convierte en una costumbre obsesiva es mejor consultar a un especialista» (El Espectador, 5/2/2018).

«¿Pensaste que ya no podrías stalkear a tus anchas por las notificaciones que le llagarán a tu crush cada que hagas un screenshot en Instagram?»  (Chilango, 12/2/2018). 

(Sí, este último ejemplo está en español, aunque no lo parezca).

Shippear, shippeo…

Otro verbo relativamente común y actual es shippear, procedente de la voz inglesa shipping ‘transporte’, ‘envío’. La palabra ship, cuando se trata de un sustantivo, significa ‘barco’, ‘buque’; si es un verbo, entonces el sentido es el de ‘enviar’. La Fundéu también se ha pronunciado en este caso y aporta alternativas y una definición: ‘idealizar y apoyar una hipotética relación amorosa entre dos famosos o dos personajes, en especial en las redes sociales’. Las voces españolas equivalentes a esta serían emparejar, liar o enrollar. Estos son algunos ejemplos de uso:

Doce vídeos que explican el ‘shippeo’ entre Amaia y Alfred: «Estoy enamorado” (elEconomista.es, 16/11/2017).

Aitana y Cepeda, mucho más que una pareja a la que shippear (El Mundo, 29/11/2017).

¿Cómo traducimos «fake news»?

En esta época en la que predomina la posverdad, las fake news desempeñan un papel importante. Se considera que estas «falsas noticias» son esenciales en un mundo en el que prevalece la cantidad de conocimiento frente a la veracidad de este. La traducción anterior, como se puede advertir, resulta ciertamente forzada, más aún cuando existen equivalentes en castellano: bulos o paparruchas. Esta última palabra, según el DLE, hace referencia a una ‘noticia falsa y desatinada de un suceso, esparcida entre el vulgo’. Por tanto, puede ser una traducción acertada a fake news en contextos como los siguientes:

«Reconocer una fake new no es fácil. Porque una falsa noticia suele estar fabricada para resultar creíble» (La Sexta, 20/2/2018).

«Brasil, un paraíso tropical para la siguiente cepa de ‘fake news’» (El País, 25/2/2018).

¿Y los «outsiders»?

El término outsider también entra en la lista de palabras con una traducción difícil. En la Fundéu proponen algunas alternativas como externo o independiente. Hoy en día se utiliza, sobre todo, en alusión a los candidatos que no forman parte de la organización por la que se presentan. Quizá, en España el que más se utilice sea el de candidato independiente, aunque ya se puede apreciar cierta irrupción del término en ciertos medios de comunicación:

«La oposición había apuntado la posibilidad de apoyar a un outsider» (El País, 16/2/2018).

«Por qué parte de la oposición en Venezuela prefiere a un «outsider» como rival del presidente Nicolás Maduro» (BBC Mundo, 30/1/2018).

En definitiva, estos anglicismos que tienen tanta popularidad hoy en día suponen un reto para traducirlos, puesto que nombran nuevas realidades realidades; nuestros términos, aunque puedan ser equivalentes en muchos casos, puede que no logren hacer alusión a los matices que sí tienen dichas palabras en su lengua original. Por este motivo, es esencial recurrir a los diferentes contextos y conocer muy bien nuestro vocabulario para saber, en cada caso, cuál es la palabra que mejor recoge el significado léxico del anglicismo.