Leon Hunter

El emprendimiento ha llegado a la traducción: Entrevista a Mati Ortiz, «traduemprendedor»

Mati Ortiz, traduemprendedor

El emprendimiento y la traducción hoy van de la mano. La semana pasada fue la semana del emprendimiento y, por ello, queremos traeros a uno de los referentes emprendedores de la traducción. Mati Ortiz más que emprender, traduemprende. Ayuda a traductores independientes desde el conocimiento y la experiencia para que puedan llegar a la máxima expresión de sí mismos, aprovechando cada aspecto potencial de sus capacidades personales.

Mati se graduó como traductor en 2006 y se pasó 12 años trabajando como un empleado más, hasta que en 2018 se planteó una serie de preguntas. «¿Tengo que traducir cosas que no me motivan?, ¿quiero ser uno más?, ¿quiero traducir para clientes que no me valoran?» Como la respuesta fue un NO rotundo, fundó Letrasnómadas.com para ayudar a compañeros a crecer como personas y como profesionales dentro de la traducción.

 

Cuéntame un poco más a fondo por qué decidiste dejar de traducir y empezar a asesorar.

Nunca dejé de traducir del todo. Me gradué en 2006 e intenté insertarme en el mundo de la traducción, algo que no pude hacer del todo. En 2008, la inseguridad laboral, la inestabilidad económica, las urgencias y la necesidad de tener ingresos estables me hicieron optar por un trabajo en oficina lejos de la traducción, pero con un sueldo seguro y otros beneficios. Mi contacto con la traducción fue la terminología que aprendí (en el nicho de maquinarias pesadas de construcción) y las traducciones públicas (juradas) que me llegaban ya que soy uno de los pocos traductores públicos de la zona en la que vivo.

Verdad sea dicha, después de jornadas laborales completas no me quedaban muchas ganas de ponerme a traducir. Alguna vez lo intenté, pero dos noches literalmente sin dormir demostraron que era inviable. En 2018, luego de estar 10 años en oficina, me despidieron producto de una de las eternas crisis financieras en Argentina. Quedé sin trabajo y muy deprimido. Quería volver a traducir a tiempo completo, pero estaba tan perdido y desactualizado que no sabía ni por dónde empezar. Tampoco quería volver a las mismas vicisitudes traductoriles de siempre.

Trabajé para un par de agencias y comencé a formarme en marketing digital. Ahí todo cambió porque empecé a conectar con mis propios clientes de redacción y traducción. Lo mejor de todo fue que esos clientes, no solo me pagaban mejores tarifas, sino que vivían agradeciéndome por la ayuda que les brindaba. Tanto ellos como yo disfrutábamos mucho de la colaboración. Ahí fue que mi propio mentor me dijo: «Mati… ¿Y si enseñás y acompañás a tus pares?» Y ahí surgió Letras Nómadas…

En realidad, nunca dejé de traducir, solo que no muestro esta faceta de forma pública, ya que lo hago por referencias y solo para personas con las que conecto y me identifico. Hoy mi trabajo por cuenta propia está muy relacionado con la transcreación y el copywriting. Diría que mi trabajo como traducopywriter ocupa un 15 % de mi dedicación laboral.

 

Cuéntame brevemente el método Men-T, ¿en qué consiste y cómo logras motivar al máximo a tus clientes con él? (Dentro de lo posible, por supuesto).

El método MEN-T es un proceso con el cual acompaño a traductores/as a cambiar su mentalidad para traducir de lo que les gusta para clientes con quienes comparten valores y visión de la vida. La clave está en el acrónimo: cambiar la Mentalidad para aplicar estrategias de Emprendimiento y conectarse con las personas correctas y así posicionarse como referentes de autoridad en su nicho (Networking). Y todo adaptado para Traductores/as.

Mati ortiz Traduemprendimiento

Para sacar lo mejor de mis alumnos y alumnas lo que hago es, primero, compartir información valiosísima, organizada y sistematizada para que vayan paso a paso y sin abrumarse. Y luego es creer en lo que cada persona puede dar, incluso cuando ni ella cree en sí misma. Esa es la tarea de un mentor, sacar lo mejor de las personas, hacer que conviertan sus debilidades en fortalezas y que desarrollen una marca personal desde el empoderamiento y la confianza.

 

Cada traductor/a que nos lee ahora es una mina de oro. Solo que aún no lo sabe. 

¿Crees que el mundo de la traducción es una apuesta segura? (Tanto para ti como para el resto de los traductores). 

Una apuesta segura suena a oxímoron je, je, je.

No hay apuestas seguras. Apostar es arriesgarse y dar lugar a que el azar decida por nosotros. Creo en tomar el toro por los cuernos y asumir la responsabilidad de nuestras decisiones. Si abordamos el mundo de la traducción (como cualquier mundo profesional) desde una perspectiva meramente económica, hay más posibilidades de frustrarnos y fracasar, porque todo pasa por si gano dinero o no. Hay muchas más variables que aportan en la elección consciente de una profesión, sea cual sea: lo que nos gusta, nuestro propósito (por qué lo hacemos), nuestros clientes (a quién estamos ayudando y cómo), nuestra entrega y compromiso. Si trabajamos desde nuestro «por qué», el dinero, como dice Simon Sinek, uno de mis autores favoritos, en vez de una causa es una consecuencia. Y si trabajamos con esmero en un sentido y caminamos en una dirección, los resultados llegan. Es ley de vida.

 

No creo en la mala reputación del mundo de la traducción

Hemos visto que tienes buena presencia digital. ¿Consideras importante tener mucha notoriedad para ser un buen traductor actualmente o, únicamente en tu caso, puesto que tú mismo eres el servicio que ofreces?

Para ser un buen traductor, no, no hace falta tener presencia digital. Conozco excelentes traductores/as e intérpretes con mil años de experiencia que no utilizan ni redes sociales ni tienen sitios web. Pero se hicieron conocidos en otra época y hoy los clientes los buscan sin que ellos hagan nada. Si estás en la etapa de darte a conocer o buscas dar un paso más allá y conectar con clientes, generar valor, ganar autoridad y posicionarte como un/a referente de tu nicho, entonces internet se convierte en tu mejor aliado y hay que saber cómo manejarse para hacerlo bien. Como una vez me dijo un gran amigo y compañero de la universidad: «Mati, si te buscas en Google y no apareces, entonces tómate el pulso». El mundo digital es, hoy, el mundo real.

 

 ¿Cuál es el mayor reto en tu sector? ¿Y la mayor oportunidad?

Creo que el mayor reto que actualmente tenemos los/las traductores/as es salir de la queja y entender que tenemos que tomar la responsabilidad de ser representantes de nuestra profesión y llevarla hacia un lugar mejor. Entender que este es NUESTRO momento y comprometernos en hacer evolucionar nuestra profesión, primero por nosotros y luego por las generaciones de traductores noveles que están viniendo. Hoy, por primera vez, tenemos los medios para hacerlo y no dependemos de nadie.

Y esa justamente es la mayor oportunidad que tenemos: generar algo mejor de nuestra amada profesión para trabajar con un sentido, desde lo que nos gusta, desde un lugar de equilibrio y satisfacción y que los clientes nos valoren, nos estimen y nos agradezcan. En resumen, saber que, de alguna forma u otra, estamos dejando una huella.

 

¿Qué le dirías a los jóvenes traductores que año tras año se incorporan a este mundo a sabiendas de la mala reputación que a veces tiene? (De forma general, por supuesto). 

Genial que lo menciones, este comentario «se respira» mucho. Honestamente, no creo en la mala reputación de la traducción. Creo, como dije arriba, en no entender cómo funcionan las cosas desde el principio. Todas las profesiones, todas las actividades, todos los trabajos y las metodologías de trabajo tienen sus cosas negativas y positivas. Y la nuestra no es una excepción. El error quizá está en idealizar la traducción.

Vivimos en una época en la que elegimos los trabajos más por dinero que por vocación. Y aquí sí el orden de los factores altera el producto. El consejo es que elijan la profesión porque les gusta, porque aman las palabras, aman la investigación lingüística, el juego de la lengua. Si eligen desde ese lugar entonces van a estar eligiendo la mejor profesión del mundo y el dinero llegará. Quizá no para hacerse millonario (perdón por el espóiler, pero con ningún trabajo te forras sin dar nada a cambio) pero sí para enriquecerse personalmente.

 

¿Bajo qué pretextos recomendarías emprender –o traduemprender–, y en qué casos aconsejarías mejor trabajar de forma corriente por cuenta ajena?

Los/las traductores/as que deciden emprender, ya sea que tengan o no experiencia, es porque sienten dentro que tienen algo más para dar, una chispita que arde, pero que no saben cómo hacerla brillar. Quieren traducir lo que les gusta, desarrollar una marca personal, crear contenido y aportar valor a un nicho de mercado dispuesto a valorarlos/as. Buscan sentir que trabajan de algo que disfrutan y que a la vez ayuda a los demás, a sus clientes.  Buscan ganar autoridad y conseguir convertirse en referentes de la traducción en ese nicho. Es una nueva forma de abordar la traducción, desde un lugar más personal, más profundo, pero también con un horizonte casi infinito de posibilidades. Emprender es un estilo de vida, por eso requiere de mucha exploración personal, de mucho trabajo de mentalidad, actitud, acción y mucho sentido de colaboración.

No en todos habita esa chispita, hay personas que prefieren un trabajo más mecánico, más automatizado, más allanado en un montón de aspectos que les permita ganar el dinero que necesitan para vivir su vida. Y eso está muy bien.

 

Tecnologías, ¿amigo o enemigo de la traducción?

Muy buena pregunta. Yo prefiero llamarlas aliadas. Las tecnologías avanzan a pasos agigantados no solo en nuestra profesión sino en todas las áreas de nuestras vidas. Sin ir más lejos, las agencias de viajes han visto sus negocios comprometidos con la presencia de Trivago, Airbnb o Uber. Plataformas que todos usamos quizá sin ver cómo afectan a esos mercados. Oponerse es una lucha sin sentido, aliarse, explicar cómo se utilizan, trabajar ayudando a las personas a utilizarlas bien, a perfeccionar lo que hacen, eso es un trabajo inteligente.

La tecnología irá en avance y, aunque parezca obvio, no está aquí para amigarse o enemistarse con nosotros, son eso, tecnologías. La pregunta se pone más interesante si cambiamos el foco en quienes sí tenemos la capacidad de pensarnos en relación con lo otro: Traductores ¿amigos o enemigos de la tecnología? ;).

Agradecemos enormemente a Mati su tiempo y esfuerzo en ofrecernos esta enriquecedora entrevista. Si quieres saber más sobre Mati o sobre el método MEN-T puedes visitar su página web Letrasnómadas o su perfil de LinkedIn.