La documentación en la traducción jurídica
La documentación en el proceso de la traducción de un texto jurídico es un paso esencial. La traducción no solo va a pasar de un idioma a otro, sino que también va a cambiar de legislación y de marco jurídico. Esto, podríamos decir, que es la principal dificultad de los textos jurídicos y la razón por la que documentarse es tan importante.
Cuando nos enfrentamos por primera vez a un texto jurídico, lo que más llama la atención es su léxico especializado, sus peculiares estructuras sintácticas y su complejidad. El lenguaje jurídico es un lenguaje con unas estructuras muy estereotipadas y un léxico, en algunos casos, fosilizado o muy poco común. Todas estas características deben mantenerse en el texto meta, pero sin perder las características propias de la lengua a la que traducimos. Por esto, es muy importante tanto la documentación del léxico como la de la sintaxis para mantener el estilo propio de este tipo de textos.
Léxico
La documentación del léxico es una de las más importantes. Hay que ser muy exacto con el léxico que se utiliza en este tipo de textos, ya que nuestra decisión puede tener un impacto sobre el mensaje que transmite.
Muchas veces, existirá una equivalencia apropiada en el idioma meta que tenga el mismo significado que la del texto original. Pero, también podemos encontrar casos en los que no exista una equivalencia total y tengamos que decantarnos por una equivalencia funcional, es decir, elegir el concepto equivalente más cercano. En la traducción jurídica, la mayoría de estos casos se debe a las diferencias entre los sistemas jurídicos.
Un ejemplo muy claro son los tipos de sociedades. En estos casos, debemos elegir una equivalencia funcional y buscar conceptos que sean equivalentes tanto cultural como funcionalmente, a pesar de que entre ellos existan diferencias jurídicas. Por ejemplo, si en el texto original aparece “sociedad anónima”, en el texto meta la equivalencia más adecuada sería “public limited company”, en caso de que el cliente sea de Reino Unido, y “corporation” si es norteamericano.
Las principales fuentes a las que se puede recurrir son leyes o documentos escritos originalmente en la lengua meta, bitextos de la lengua de origen y la lengua meta, glosarios jurídicos con las equivalencias en ambas lenguas, diccionarios que recojan términos jurídicos y páginas web como Vlex.
Estilo y sintaxis
Una de las principales características de los textos jurídicos es su estilo que, incluso, puede llegar a ser difícil de entender. El estilo de este tipo de textos está muy marcado por su sintaxis, que es propia únicamente del lenguaje jurídico.
En especial, el inglés jurídico es difícil de entender por sus principales características, que son usar frases largas con un orden que no es el habitual y usar construcciones verbales y preposicionales poco comunes.
En el lenguaje jurídico se usan estructuras muy marcadas, pero bastante repetitivas, es decir, suelen aparecer iguales o muy parecidas en todos los textos jurídicos. Por ejemplo, la mayoría de los contratos comparten estructura y tienen frases comunes para presentar a las partes o para cerrar el contrato.
Aquí entra la importancia de la documentación. Al ser estructuras marcadas, debemos usar la fraseología apropiada en español o la lengua hacia la que estemos traduciendo. Esta sintaxis es una de las características principales, por lo que debemos respetarla y mantenerla. Para ver las frases propias del español jurídico, lo más apropiado es recurrir a textos escritos originalmente en la lengua a la que estamos traduciendo, es decir, buscar contratos, documentos o cláusulas.
Crea tu propia documentación
Si un problema de traducción, ya sea de léxico o sintaxis, aparece una vez, puede volver a aparecer y tener la información a mano nos puede ahorrar mucho tiempo.
Las fuentes de documentación no son solo externas, tu propio trabajo y tu documentación anterior también pueden ser una fuente a la que recurrir ante cualquier problema que se presente durante la traducción. Por lo tanto, no solo es importante saber documentarte, sino saber almacenar y guardar la información de la forma más adecuada para poder consultarla rápidamente cuando la necesites. Algunos consejos para facilitar el proceso de búsqueda y crear tu propia documentación son:
- Guárdalo todo: una página web, un artículo, un diccionario, una equivalencia… Todo puede volver a ser útil en cualquier otro momento y tenerlo almacenado en tu propia documentación será mucho más rápido. Para guardar toda la información, puedes crear carpetas según el idioma, el tipo de texto (contratos, títulos académicos…) o el tipo de documentación de la que se trate.
- Crea bitextos: si encuentras el mismo texto en varios idiomas que te interesan, no dudes en crear un bitexto. También lo puedes hacer con tus propias traducciones. Los bitextos son muy útiles, ya que al tener el texto original junto al texto meta, puedes consultar el léxico y la sintaxis. Los bitextos se pueden crear manualmente en un Excel o puedes crearlos con herramientas de traducción asistida. Además, si utilizas estas herramientas para traducir, puedes añadir los bitextos y si encuentra algún fragmento parecido en tu traducción, te lo mostrará automáticamente.
- Glosarios: pueden ser de fraseología o de términos. En los glosarios de términos, puedes guardar todas las palabras que vayas buscando mientras traduces un texto o palabras muy específicas que solo pueden traducirse de una manera. También puedes extraer todos los términos más interesantes o específicos que aparezcan en la traducción una vez la hayas acabado. En los glosarios de fraseología, se recogen unidades de sentido enteras que suelen tener una traducción acuñada para todos los casos, como pueden ser las frases finales de un contrato o las frases que encabezan los diferentes apartados. De esta manera, podrías llegar a tener una plantilla que podrías seguir siempre que lo necesites. Por otro lado, los glosarios se pueden dividir en idiomas de trabajo, tipos de texto o tenerlo todo en uno.
En conclusión, la documentación es una parte esencial del trabajo de los traductores, ya que un traductor jurídico debe conocer o saber buscar los conceptos legales con los que va a trabajar para asegurar una buena traducción.