Leon Hunter

La importancia de la ortotipografía en la traducción

La importancia de la ortotipografía en la traducción

La importancia de la ortotipografía en la traducción

Hablar sobre ortotipografía implica necesariamente hacer referencia a dos artes o disciplinas lingüísticas, como son la ortografía y la tipografía. Resulta evidente que el término ortotipografía se forma a partir de dos raíces: orto —del griego orthos ‘recto’— y tipografía, que podríamos definir como el arte de originar y combinar caracteres de imprenta para crear textos impresos. Así pues, si tuviéramos que definir qué es la ortotipografía sin recurrir a un diccionario, diríamos que es aquel conjunto de normas propias de la tipografía o escritura tipográfica. Aunque podríamos pensar que el de la ortotipografía es un ámbito propio de la imprenta y de los editores, lo cierto es que hoy en día resulta más necesario que nunca, sobre todo desde que existen procesadores de textos y herramientas informáticas que permiten la autoedición.

¿Qué es exactamente la ortotipografía?

Cuando hablamos de ortotipografía, por lo general estamos aludiendo a aquellos aspectos que tienen que ver con la forma de un texto, es decir, con su composición y disposición. Las normas ortotipográficas permiten que los textos guarden cierta homogeneidad entre ellos. La ortotipografía se ocupa, por consiguiente, de todo aquello que tiene que ver con la forma y no con el contenido de un texto, a saber: el uso de las mayúsculas o minúsculas, los signos de puntuación y signos auxiliares, la disposición de los párrafos, los sangrados, la confección de listados bibliográficos, el uso de la cursiva, la negrita o la redonda, etc. Xosé Castro la define como «la materia que trata la correcta acentuación y puntuación de los textos, además de la correcta utilización de ciertos signos complementarios».

La realidad es que tenemos interiorizadas ciertas normas ortotipográficas cuando decidimos escribir una publicación en redes sociales o cuando queremos redactar un texto académico. Y esto se debe, en buena medida, a que la ortotipografía siempre pretende unificar criterios con el propósito de que el lector no tenga que adaptarse constantemente a los diferentes tipos de textos. Por ejemplo, tanto si leemos un artículo de periódico como un tweet, veremos que la coma aparece pegada a la letra que la precede, pero que después de la coma siempre se deja un espacio. O que nunca aparecen dos comas seguidas en un texto (,,). En caso de que no se cumplan estas normas no podremos decir que se trata de una falta de ortografía, sino de un error de ortotipografía.

Un buen ejemplo podría ser el de los signos de interrogación. En la Ortografía de la lengua española podemos encontrar que no debe omitirse el signo de interrogación de apertura en una oración interrogativa. Pero no nos advierten de ciertas cuestiones ortotipográficas, como el hecho de que los signos deben escribirse siempre unidos a las palabras que acompañan, o que si alguna palabra aparece después del signo, ha de separarse por un espacio en blanco: ¿Estás bien? Te noto cansado.

Diferentes lenguas, diferentes criterios

Los criterios ortotipográficos no son iguales en todas las lenguas. De hecho, esto influye hasta en los diferentes tipos de párrafo que podemos emplear a la hora de redactar un texto. Por ejemplo, en este artículo estamos empleando un párrafo que se llama párrafo americano —es decir, que carece de sangría, por lo que el primer renglón no empieza más adentro que los otros—. Estas cuestiones, que podrían parecer nimias, en realidad resultan de gran importancia para la traducción. Un traductor debe tener ciertas nociones de ortotipografía comparada para saber que, por ejemplo, en español escribimos los gentilicios con minúscula —v. gr., el más español de los cocineros franceses logró 38 estrellas Michelin…— mientras que en francés o en inglés los gentilicios sustantivados aparecen siempre con mayúscula: Le 15 juillet 2018, des milliers d’Espagnols ont fait le salut franquiste devant El Valle de los Caídos; A French person cannot change his or her last will and testament by text message, a court has said.

Algo similar ocurre cuando se trata de traducir los nombres de las obras de creación. El traductor siempre ha de tener en cuenta cuáles son los criterios ortotipográficos de la lengua a la que traduce, y esta no es una cuestión baladí. Si nos fijamos en los títulos de los libros, veremos que en español únicamente se escriben con mayúscula la primera palabra del título de cualquier obra de creación —libros, películas, canciones, etc.— y, si hubiera, los nombres propios del título: Las aventuras de Tom Sawyer o Cien años de soledad. Sin embargo, en inglés se escriben con mayúsculas iniciales aquellas palabras que formen parte del título y no sean preposiciones, conjunciones o artículos: The Adventures of  Tom Sawyer o One Hundred Years of Solitude.

¿Cómo se adaptan estos criterios de una lengua a otra?

Imaginemos que tenemos que escribir en un texto en español el nombre de una obra en inglés que, como hemos dicho, ha de escribirse con mayúscula inicial casi en cada palabra. Es lo que ocurriría si, por ejemplo, tenemos que hablar de una canción como Another One Bites the Dust, de Queen. Como se puede ver, habría una colisión de criterios ortotipográficos, puesto que en español el nombre de esa canción debería escribirse Another one bites the dust. Por tanto, en estos casos, ¿qué criterio podemos seguir?, ¿qué opción sería la correcta? Según la Ortografía de la lengua española (2010), ambas opciones serían correctas:

Cuando se cita o transfiere un título de otra lengua a un texto en español, puede seguirse sin más la norma española y escribir con mayúscula inicial únicamente la primera palabra: Cavalleria rusticana, Lost in translation, Manthattan transfer, Pulp fiction, West side story, Un chien andalou. No obstante, podrán respetarse, si se conocen, las reglas que rijan en la lengua en la que esté escrito el título (p. 488).

En suma, la ortotipografía resulta esencial para todo aquel que trabaje con textos, ya sea en su elaboración, traducción o corrección. Pero sobre todo lo que cabe tener en cuenta es que es una disciplina práctica que aúna ortografía, edición y tipografía y cuyo propósito es facilitar la composición y lectura de los textos tipográficos.