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Nueva generación de traductores: entrevista a Anna Rosich

Anna Rosich

Anna Rosich

Anna Rosich tiene 24 años y estudió en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, y a pesar de su juventud ha cuenta con una rica experiencia y a día de hoy puede presumir de contar con trabajo estable (todo lo estable que es cualquier trabajo a día de hoy). Pero el futuro, como el del resto de entrevistados, es suyo, y por ello no vale quedarse estancado. Anna nos cuenta que quiere evolucionar, además de lo que nunca debemos de dejar de hacer: soñar. A pesar de que los sueños no suelen cumplirse al primer chasquido de dedos, paciencia, y sobre todo, como ella en esta simpática foto, conservar la mejor de las sonrisas.

Anna Rosich

¿Qué tal tu experiencia laboral por ahora? ¿Era lo que esperabas?

Cuando terminé la carrera en junio de 2012 no me podía imaginar que ese mismo año ya estaría trabajando como traductora. Terminado mi trabajo de verano, empecé a buscar ofertas de traducción. No sabía muy bien dónde buscar, no me imaginaba trabajando como freelance en casa, pues no tenía ni idea de cómo hacerlo para encontrar clientes, así que empecé a buscar ofertas de traducción en agencias de Barcelona y los alrededores. ¡Y tuve suerte! En enero de 2013 ya estaba trabajando como traductora en plantilla en una agencia de traducción técnica de la Ciudad Condal. Durante los seis meses que trabajé en la agencia (se trataba de un programa de formación para traductores recién graduados), pude poner en práctica algunos conocimientos adquiridos en la universidad, pero también viví el estrés de las gestoras por los plazos de entrega, aprendí a utilizar un montón de herramientas TAO de las cuales no había oído nunca a hablar, conocí todas las fases de un proyecto de traducción, entré en contacto con otros colegas de profesión y traducí mucho, ¡pero mucho! En este caso, textos relacionados con el mundo de la tecnología, software, manuales de instrucciones y guías de usuario, entre otros.

Después de que terminara mi paso por la agencia, pasé unos meses en paro. Aproveché para seguir formándome, mejorar mis idiomas de trabajo e iniciar un blog sobre traducción y lenguas (encontrareis el enlace al blog al final de la entrevista). Ah, sí, y también me saqué el carné de conducir, ¡al fin! Cosas quizás del destino, pero una semana después de tener el carné en el bolsillo, empecé a trabajar como traductora freelance por una agencia de traducción de Mataró, hace tan solo un mes y medio. Gracias a mi paso por la anterior agencia, me he podido adaptar rápidamente al sistema y ritmo de trabajo. La diferencia es que en este caso se trata de una agencia principalmente dedicada a la traducción financiera. Sinceramente, durante mis años en la universidad estuve huyendo de todas las asignaturas relacionadas con este tipo de traducción. Puede que tuviera algún tipo de prejuicio, pero siempre me había dado la impresión de que no me gustaría. Ahora, que paso ocho horas diarias trabajando con textos del ámbito económico, he podido comprobar que no está tan mal (¡y que se me da bastante bien!).

La verdad es que cuando terminé la carrera y me di cuenta de que económicamente en aquel momento no me podía permitir estudiar ningún postgrado, al principio me sentí un poco frustrada. Algunos profesores nos habían metido tanto en la cabeza que solamente con la carrera no encontraríamos trabajo como traductoras, que no sabía como lo podría hacer. Parece que, de momento, me está yendo mejor de lo que me esperaba.

También me gustaría mencionar un proyecto con el cual colaboro. Se trata de la localización al catalán de los sitios web de Mozilla y de sus productos, proyecto a cargo de Softcatalà, una organización sin ánimo de lucro que fomenta el uso del catalán en las nuevas tecnologías. Gracias a esta colaboración, he podido mantener el contacto con la traducción técnica y también iniciarme en la localización web. Creo que colaborar voluntariamente en algún proyecto de traducción es muy interesante. Hay proyectos de todo tipo y seguro que podéis encontrar alguno que os interese y os permita desarrollar vuestras habilidades de traducción en aquel ámbito que más os interese.

¿Ya te has centrado en una especialidad? Sí es así, ¿Estás satisfecho o te planteas cambiar próximamente? ¿Cuáles son tus lenguas? ¿Por qué las elegiste?

Como ya he comentado en la pregunta anterior, en la primera agencia traducía textos técnicos y en la segunda traduzco textos económicos. Así pues, por el momento, no me he centrado en ningún ámbito concreto. ¡El tiempo dirá! A priori me llama más la atención la localización web o de software. A menudo, cuando tienes tanto donde elegir es cuando es más complicado hacerlo.

La verdad es que mi sueño siempre ha sido traducir literatura. Cuando me imagino un libro con mi nombre y apellidos al lado de “Traducción de”, no puedo evitar sonreír y pensar que esto es lo que realmente quiero. Desde que asistí a las jornadas de Traduemprende el pasado mes de noviembre que, gracias a la conferencia de Scheherezade Surià sobre traducción literaria, me ilusioné mucho al respecto, así que ya me he puesto manos a la obra para contactar con algunas editoriales e intentar encontrar mi oportunidad.

Mis lenguas de trabajo son el inglés y el alemán. Nunca escogí estudiar inglés, pues es una lengua que se incluye en nuestro sistema educativo, pero siempre me ha gustado mucho, así que ni se me pasó por la cabeza que no fuese una lengua de la que traducir. El alemán lo tuve que volver a aprender cuando empecé la carrera. Digo volver porque durante la ESO lo estudié un par de años, pero, si habéis estudiado alemán alguna vez, estaréis de acuerdo conmigo con que es una lengua que se olvida muy de prisa. Así pues, cuando empecé la universidad volvía a tener un nivel casi nulo de alemán. En la Pompeu Fabra (dónde me saqué la carrera) solo se imparten tres lenguas extranjeras: francés, inglés y alemán. El francés es un idioma que nunca me ha llamado mucho la atención, así que ni me planteé escogerlo en vez del alemán. Así pues, alemán e inglés. Ambas lenguas las he seguido estudiando después de salir de la universidad, pero creo que hasta que no pase una temporada en el extranjero para poder practicarlas a diario no voy a tener el dominio que me gustaría.

A muy largo plazo, me gustaría aprender coreano. Gracias a una amiga coreana de la universidad que me enseñó un par de cosas, me entró mucha curiosidad por este idioma.

¿Te has planteado irte fuera a trabajar? ¿Cómo opción o por obligación?

Desde que volví de la estancia obligatoria en el extranjero que hicimos en segundo curso en la universidad (tres meses en Southampton, Inglaterra), que tengo el gusanillo de volver a pasar un tiempo en el extranjero. Como ya he comentado, pienso que no dominaré por completo mis lenguas de trabajo hasta que no esté en contacto diario con ellas. Cuando estuve en paro, me dije a mi misma que si en verano seguía todo igual, me iría. Para buscar una oportunidad laboral fuera al mismo tiempo que mejoraría los idiomas. Puede que me equivoque, pero pienso que en el extranjero hacemos más falta que aquí, es decir, las empresas alemanas, por ejemplo, van a querer una traductora al español para traducir su web. Una empresa de aquí, por el contrario, buscará una traductora alemana para traducir su web al alemán. Suerte de las agencias que trabajan con empresas de todos los rincones del planeta y también nos necesitan, donde sea que estemos.

No descarto irme fuera a trabajar más adelante. De hecho (y esto es una característica muy positiva de nuestra profesión), podemos trabajar con nuestro ordenador desde Calella, Barcelona, Edimburgo, Berlín… ¡desde cualquier ciudad del mundo! Esto nos permite un gran margen de movilidad. Así pues, considero que irme fuera a trabajar es la perfecta opción para mejorar mis lenguas de trabajo y mis habilidades traductoras, al mismo tiempo que entro en contacto con otras culturas, otras gentes, otros paisajes.

¿Usas mucho las redes sociales en relación con el ámbito de la traducción?

Soy una usuaria muy activa de las redes sociales, pues pienso que nos permiten llegar a una cantidad de información impresionante y de un modo muy sencillo y rápido. Recuerdo que el primer blog de traducción que descubrí fue Diario de un futuro traductor. A partir de ahí, y saltando de blog en blog, empecé a descubrir un montón de blogs, sitios web y usuarios de Twitter y Facebook de traductores que dedican parte de su tiempo a redactar contenidos de lo más interesantes y a compartir consejos muy útiles para todos aquellos que nos estamos iniciando en este mundillo. Cada día descubro nuevos profesionales de la traducción gracias a las redes sociales y creo que es un canal que no debemos desaprovechar.

Fue después de descubrir el enorme mundo virtual de la traducción cuando me entraron ganas de tener también mi propio blog sobre traducción y lenguas. Lo creé el pasado mes de septiembre y la verdad es que el resultado es, de momento, positivo. Cada vez que publico una entrada aprendo cosas nuevas y me satisface mucho ver que la gente lo sigue y se interesa por aquello que escribo. Todo el contenido del blog está redactado en catalán (a excepción de la presentación, que también tengo traducida al inglés y al español), pues es mi lengua materna y con aquella que me siento más cómoda escribiendo. Además, pienso que también es interesante disponer de información sobre traducción en catalán. Mi blog es mi pequeño granito de arena en este aspecto.

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