Leon Hunter

Palabras comunes que no están en el diccionario

Palabras comunes que no están en el diccionario

Diccionario abierto

Los diccionarios son notarios de lo que decimos los hablantes. Son, por así decirlo, los que dan prueba de qué palabras usamos y de cuáles han caído en desuso, de cuáles son propias de un registro coloquial o culto, si son poéticas o propias de campos especializados, etc. Es decir, que no solamente recogen definiciones, sino que nos dan mucha información si los sabemos leer bien. Pero hay que tener en cuenta que un diccionario siempre va a ir detrás de lo que digan los hablantes, de modo que hay palabras de uso muy reciente que aún no están en el diccionario académico, pero que previsiblemente estarán. El Diccionario de la lengua española (DLE) alberga más de 93 000 palabras, pero eso no quiere decir que estén todas las que existen en nuestra lengua. De igual forma, no todos los diccionarios recogen las mismas palabras; por ejemplo, el término finde, acortamiento de fin de semana, no aparece en el DLE, pero sí en el Diccionario de María Moliner. En las próximas líneas vamos a hablar sobre qué palabras de uso común no están en los diccionarios y cuáles son los criterios que rigen tales decisiones.

Aunque hay muchos diccionarios de uso, el más común —y el más accesible gracias a sus aplicaciones y páginas web— es el de la RAE, conocido como DLE. No obstante, este no es el único diccionario en español, pues existen otros como el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, o el Diccionario de uso del español, de María Moliner. Además, la RAE tiene otros diccionarios, como el Diccionario panhispánico de dudas (DPD), el Diccionario de americanismos (DA) o el Diccionario del español jurídico (DEJ). Muchos términos que se encuentran en estos dos últimos diccionarios no aparecen en el diccionario académico, principalmente por dos motivos: se trata de vocabulario técnico —en este caso, del derecho— o bien es vocabulario específico de regiones concretas.

Por ejemplo, el Diccionario de Americanismos recoge la palabra naye, propia de Honduras y Nicaragua, y la define como ’racimo de bananos que tiene nueve manos’. Sin embargo, en el Diccionario de la lengua española no recoge esta palabra. Lo mismo ocurre con algunas expresiones del ámbito del derecho, que sí aparecen en Diccionario del español jurídico —como ley medida o ex lege— pero no en el DLE.

Palabras formadas por derivación o composición

Tampoco aparecen en el diccionario todas las palabras que se pueden formar por derivación, aunque sí pueden aparecer algunas. Por ejemplo, en el diccionario académico aparece el término piso ‘conjunto de habitaciones que constituyen vivienda independiente en una casa de varias alturas’, y los sufijosito y azo,  pero no aparecen las formas pisazo o pisito, que podríamos utilizar en una frase como Luis se ha comprado un pisito/pisazo en el centro.

Lo mismo se puede aplicar a otras palabras como, por ejemplo, casa o amigo y sus derivados: casita —esta sí aparece en el DLE, pero no como derivado de casa, sino en referencia al pueblo babilonio—, casaza, amiguito, amiguita, amigote, amigazo… Todas ellas, aunque podamos usarlas comúnmente, no aparecen en el diccionario, pero sí los diferentes morfemas con que se derivan, como -ito/-ita, -ote/-ota, -ón/-ona, etc. y las palabras de las que proceden. Pero el criterio no es siempre inamovible: por ejemplo, sí aparece la palabra amiguete ‘persona con quien se tiene amistad superficial o circunstancial’ o casona ‘casa señorial antigua’.

Algo similar ocurre con los adverbios acabados en –mente. Como es sabido, la terminación en -mente se aplica a adjetivos para formar adverbios de modo. Por ejemplo, del adjetivo fácil tenemos fácilmente, y de hábil formamos hábilmente. Sin embargo, no todos los adverbios de este tipo aparecen en el diccionario académico. Es el caso de adjetivos como entusiasta, entusiástico, concreto, terrorífico o escalofriante, cuyas formas en –menteentusiastamente, entusiásticamente, concretamente, terroríficamente y escalofriantemente— no aparecen en el diccionario, pero sí son correctas. 

Neologismos en el diccionario

Algunos neologismos muy comunes tampoco aparecen en el diccionario. Hasta el año pasado, el Diccionario de la lengua española se actualizaba cuando se publicaba una nueva edición, de modo que podían pasar muchos años hasta que esas palabras formaran parte de los diccionarios. Sin embargo, desde el año pasado la RAE actualiza su diccionario anualmente, permitiendo así que se incorporen palabras muy usadas actualmente o que se cambien acepciones o marcas de uso. En la última —y primera— actualización se incorporaron términos como posverdad, postureo, vallenato aporofobia, además de modificarse ciertas acepciones de otras palabras. 

A pesar de esta última actualización, aún hay neologismos que no aparecen en el diccionario. Es lo que ocurre con palabras como machiruloformada a partir de machista y chulo—, feminazi —creada a partir de feminista y nazi—, trolear, viejoven, flexivegetariano, supremacismo, meme, usabilidad, hembrismo o turismofobia, por citar algunos ejemplos. Aunque todas —o muchas— formen parte de nuestro vocabulario, no están en el diccionario de la RAE. Esto se debe, principalmente, a una cuestión de cautela: hay que esperar y ver si esos neologismos se asientan en la lengua y se incorporan en el caudal léxico de los hablantes, o si bien son palabras globo, es decir, que en un momento dado se ponen muy de moda pero, pasado un tiempo, desaparecen del uso común.

Copipega m. ’Acción de copiar un contenido y pegarlo en otro documento’.
Feminazi f. ’Mujer partidaria de un feminismo radical’. U.t. en sent. despect.
Flexivegetariano/na  adj. y s. ’Persona que lleva a cabo una dieta vegetariana de manera flexible’.
Fofisano m. ’Hombre gordo y atractivo’.
Gordibuena f. ‘Mujer gorda y atractiva’
Hembrismo m. ’Actitud que defiende la superioridad de la mujer sobre el hombre’.

Machirulo

m. ’Hombre que actúa de forma machista y con chulería’.
Meme m. ’Imagen o texto de contenido humorístico que se comparte viralmente en las redes sociales durante un período breve’.
Sojizar tr. ‘Reemplazar los cultivos tradicionales de una región por soja’.
Supremacismo m. ’Corriente que cree en la superioridad de aquello a lo que se aplica’.
Trolear tr. ’Intervenir con ánimo de hacer fracasar algo’, ‘tomar el pelo, vacilar o gastar una broma, por lo general pesada’.
Turismofobia f. ’Aversión o rechazo al turismo’.
Viejoven m. y f. ’Persona joven que parece mucho más mayor, tanto en lo físico como en la forma de pensar’.

En definitiva, como señalábamos al principio, conviene tener en cuenta que los diccionarios son notarios de cómo hablamos y que, por ello, siempre han de ir un paso por detrás de los hablantes. Por tanto, no todas las palabras de una lengua están en el diccionario, principalmente por cuatro motivos: porque se trata de neologismos, porque son términos muy técnicos o especializados, porque son propios de una determinada región o porque se pueden formar por derivación o composición.