Leon Hunter

¿Por qué pronunciamos el nombre de México con «j»?

¿Por qué pronunciamos el nombre de México con «j»?

¿Por qué pronunciamos el nombre de México con «j»?

La ortografía de los nombres propios siempre presenta particularidades y excepciones a la norma. En el caso concreto de los topónimos, algunos conservan rasgos arcaicos o propios de normas ortográficas que difieren de las actuales. Como reza en el título de este artículo, en las próximas líneas vamos a tratar de explicar por qué determinados nombres de lugares —como ocurre con el nombre de México y otros tantos— conservan la grafía x si se pronuncia como una j.

A pesar de que en inglés y en otras lenguas se pronuncie el nombre de México como [Méksiko], lo cierto es que en español la letra x conserva, en algunos nombres propios y de lugar —como en Ximena, Ximénez o Xerez—, su pronunciación como fricativa velar sorda. Este fonema se representa, en el Alfabeto Fonético Internacional, con una /x/. Esto puede llevar a confusión, así que conviene explicarlo brevemente: en dicho alfabeto se representan con el fonema /x/ los sonidos que en castellano escribimos con la letra j ante a, e, i, o, u y con g ante e, i. El siguiente ejemplo, extraído de la obra El comentario fonológico y fonético de textos, de Antonio Quilis, puede ser de ayuda:

También podríamos seguir la representación de fonemas que sigue la Real Academia Española para sus obras (DLE, OLE 2010, NGLE), de tal forma que la grafía j se representaría con el fonema /j/, y no con /x/, como ocurre en el Alfabeto Fonético Internacional. De esta manera, tenemos dos formas de representar fonéticamente la pronunciación de México: [Méxiko] o [Méjiko].

¿Qué dice la norma?

Pero más allá de cuestiones fonéticas, cabe preguntarse por qué hoy en día escribimos México en lugar de Méjico, o Texas en lugar de Tejas si en ambos casos pronunciamos estos nombres con una jota. Según queda recogido en la Ortografía de la lengua española (2010), «hasta principios del siglo XIX, el fonema /j/ podía ser también representado en español por la letra x» (p. 109). Sin embargo, en la octava edición de la Ortografía de la lengua castellana (1815) se decidió eliminar el uso de la letra x como representación del fonema /j/ —o /x/, según el AFI—. De esta manera, solo las letras g (ante e, i) y j (ante todas las vocales) representarían el sonido fricativo velar sordo. Ahora bien, en la Ortografía de la lengua española (2010) también se señala lo siguiente:

[…] Quedan algunos restos del antiguo valor de la x como representante del fonema /j/ en ciertos topónimos y antropónimos que mantienen una grafía arcaica, como México, Oaxaca o Texas […]. No debe olvidarse que la pronunciación correcta que corresponde hoy a la x en todos estos casos es /j/ ([méjiko], [oajáka], [téjas], [jiména], [mejía], etc.) (p. 109).

También es posible adaptar estos topónimos y antropónimos que conservan la x a la grafía actual, de tal modo que los escribamos así: Méjico, Tejas u Oajaca. Los derivados de estos nombres también pueden escribirse con x o j —mexicano o mejicano, oaxaqueño u oajaqueño o texano y tejano—. No obstante, la forma alternativa Méjico está mucho menos extendida que la forma con x, por más que tal grafía esté más en consonancia con las normas ortográficas actuales. El caso del adjetivo tejano es diferente, pues parece prevalecer la forma con j, sobre todo cuando se utiliza en alusión a la prenda de vestir: Esos pantalones tejanos me quedan un poco grandes.

Ahora bien, cabe insistir en que la grafía de estos términos no tiene por qué redundar en su fonética, por más que en otras lenguas digan [méksiko] en lugar de [méjiko] (o [méxiko]). Con la pronunciación de México como [méksiko] —o para entendernos, como lo pronunciaría un anglohablante— estamos partiendo del plano escrito al plano oral, cuando por lo general es al revés: las lenguas se hablan, tienen una oralidad, y a partir de ahí se pasa al plano escrito —buena prueba de ello es que hay lenguas que no tienen escritura, llamadas lenguas ágrafas—.

¿Mexicano, mexiqueño o mexiquense?

Una cuestión que también resulta interesante mencionar es la de los gentilicios asociados a México. A los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos se los conoce como mexicanos; ahora bien, si además son naturales del Estado de México —uno de los treinta y un estados federales que componen los Estados Unidos Mexicanos y cuya capital es Toluca de Lerdo—, se los llamará mexiquenses. También existe el gentilicio mexiqueño —me consta que es poco usado—, con el que se alude a los oriundos de Ciudad de México. No obstante, hay otros gentilicios asociados a la capital de dicho país, como defeños —por el México D.F., abreviatura de Distrito Federal—, capitalinos o chilangos, aunque este último es el más extendido y de uso coloquial.

Otras ciudades mexicanas con x

También en México hay otras ciudades que conservan una pronunciación de la x que no se corresponde con la actual. Así pues, la x se pronuncia como una s cuando se hace referencia a las ciudades de Xochimilco (pronunciado Sochimilco) o Xoconosco, cuya pronunciación es Soconosco. También la x puede pronunciarse como una sh, como ocurre en Xola o Xaltianguis, que se pronuncian Shola y Shaltianguis.

Las ciudades fronterizas de Mexicali y Calexico presentan peculiaridades tanto en su grafía como en su pronunciación. Por una parte, ambos nombres se han formado por acronimia a partir de los nombres de México y California. Ahora bien, cabe matizar que la pronunciación no es la misma: Mexicali, de la parte mexicana de la frontera, se pronuncia [Mejikáli]. Sin embargo, Calexico, de la parte estadounidense, se pronuncia [Kaléksiko].

En definitiva, el caso de México y el de otras ciudades que conservan la x con una pronunciación distinta a la [j] pone de manifiesto su carácter particular puesto que, además, se han convertido en un rasgo distintivo dentro de las fronteras del español. Por eso, aunque podamos escribir Méjico o mejicano, también debemos procurar el mantenimiento de la x. Eso sí, pronunciada —al menos en castellano—, como una [j].

Referencias bibliográficas:

Quilis, Antonio (1985). El comentario fonológico y fonético de textos. Madrid: Arco Libros.

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2010). Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa, 2010.