Leon Hunter

¿Qué futuro le espera a la lengua española?

¿Qué futuro le espera a la lengua española?

¿Qué futuro le espera a la lengua española?

En tiempos como los actuales, en los que las lenguas se estudian en función del número de potenciales interlocutores con los que hablar, se puede afirmar que la lengua española goza de buena salud. Hago alusión al número de hablantes, y no a otro criterio, porque es uno de los más importantes a la hora de elegir qué lengua extranjera estudiar. Por este motivo, han proliferado en los últimos años guarderías en las que se imparte chino mandarín. «Lo hablan casi 900 millones de personas, luego hay que aprenderlo», pensarán quienes siguen este razonamiento. Un criterio que, a su vez, da la espalda a lenguas minoritarias más cercanas para un hispanohablante, como el portugués —hablado en Portugal y Brasil, limítrofes con países hispanohablantes—, el guaraní o el euskera, por poner solo algunos ejemplos.

El caso del español es el perfecto ejemplo de una lengua que no hace sino aumentar gracias al número de estudiantes que aprenden dicha lengua. Según datos del informe El español: una lengua viva, del Instituto Cervantes, hay más de 21 millones de personas que estudian nuestra lengua fuera del mundo hispánico. Cabe recordar, además, que son más de 477 millones de personas las que tienen el español como lengua materna; si a estos se le suman aquellos que tienen un dominio limitado —i. e., hablantes de español de segunda y tercera generación en comunidades bilingües y extranjeros cuya lengua no es el español pero residen en un país hispanohablante—, el número asciende a más de 570 millones. Estos datos sitúan a la lengua española como la segunda lengua materna por número de hablantes, solo por detrás del chino mandarín.

También es importante mencionar que el español es la tercera lengua más utilizada en Internet —por detrás del inglés y el chino mandarín— y la segunda más utilizada en Facebook y Twitter. Según Internet WorldStats, el número de usuarios que utilizan el español en la Red se sitúa en el 7,7 %, una cifra muy dispar con respecto al chino (20,8 %) y al inglés (26,3 %), pero que consolida al español en tercer lugar. El mismo lugar ocupa en número de visitas a Wikipedia; según datos de Wikipedia, la web en español es la tercera en número de visitas, tan solo superada por el inglés y el japonés. Si se analiza la cantidad de usuarios, el español ocupa el segundo lugar, con 4 750 025, muy por detrás del inglés, que tiene más de 31 millones.

En lo que se refiere a la producción cultural en español, el ya mencionado Informe del Instituto Cervantes recoge algunos datos interesantes, como que España es el tercer país exportador de libros del mundo o que el 75 % de la producción científica en español se reparte en tres áreas: ciencias sociales, ciencias médicas y artes y humanidades. Conviene mencionar, además, que la lengua española también tiene un gran peso en el mundo de la traducción. Como se asegura en dicho informe, «el español es la sexta lengua desde la que más traducciones se han hecho. Sin embargo, está a una gran distancia del inglés, que es, con diferencia, la principal lengua de redacción de textos originales. En cambio, el español ocupa la tercera posición como lengua de destino de las traducciones realizadas».

Más allá de los datos

Por todo lo mencionado anteriormente se puede interpretar que la situación del español es difícilmente mejorable. Sin embargo, hay otros factores que también están presentes a la hora de elucubrar sobre el futuro del español. El lingüista David Crystal asegura que dentro de 100 años tan solo habrá una lengua en el mundo, y será aquella propia de la potencia hegemónica, o lo que es lo mismo: el inglés o el chino. Y es que, en la actualidad, el 96 % de la población mundial habla el 4 % de las lenguas (2001, p. 27). Es evidente que en la actualidad la lengua española goza de prestigio y salud; sin embargo, según Fernández Vítores (2016, pp. 267-332) la población hispanohablante irá menguando, hasta situarse en el 6,6 % de la población mundial, —cabe recordar que hoy día la población hispanohablante representa el 7,8 % de la población mundial—. Por consiguiente, la salud de una lengua no se mide solamente en producción cultural o en productividad económica, sino también en clave demográfica. Por este motivo, puede que para el año 2100 se estudien otras lenguas como el hindi o las lenguas joisanas.

Además, es conveniente mencionar cuáles son los objetivos prioritarios para mejorar la posición de la lengua española en el mundo. Uno de estos objetivos pasa por lograr que el español sea considerada entre las principales lenguas de trabajo en la Unión Europea, y deje, de este modo, de ser una lengua traducida. Que no sea la cuarta lengua de trabajo tiene dos consecuencias, según María Valdivieso (2014):

la ausencia de una impronta cultural en las instituciones que podría venir vehiculada por la lengua: en esto se diferencia de las lenguas de redacción y lenguas puente como son el inglés y el francés; una lengua traducida presenta una mayor inestabilidad léxica y terminológica que la lengua original: es bien sabido que lo que se dice de una misma manera en el original se traduce con frecuencia de distintas formas (p. 96).

El otro objetivo de la lengua española pasa por consolidar la política panhispánica, una labor que realiza desde mediados del siglo XIX las diferentes academias de la lengua española, que desde 1951 conforman la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española). Esa política panhispánica se materializa en obras como la Ortografía de la lengua española (2010), la Nueva gramática de la lengua española (2009), el Diccionario de americanismos (2010) o el Diccionario panhispánico de dudas (2005). Es decir, hay una labor conjunta para fomentar una política que abogue por la difusión de la cultura hispánica, y eso pasa por difundir el conocimiento de la lengua española, presentar una imagen del español acorde con su diversidad geolectal y cultural y promover el aprendizaje de las normas cultas del español más adecuadas a cada entorno educativo (Moreno Fernández, 2010, p. 104).

Referencias bibliográficas:

Fernandez Vítores, D. (2016). «El español y su expansión como lengua de comunicación internacional desde la creación del Instituto Cervantes», en El español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes 2016. Madrid: BOE e Instituto Cervantes.

Instituto Cervantes (2014). El español: una lengua viva. Informe 2017. Disponible en https://cvc.cervantes.es/lengua/espanol_lengua_viva/pdf/espanol_lengua_viva_2017.pdf

Moreno Fernández, F. (2010). Las variedades de la lengua española y su enseñanza. Madrid: Arco/Libros.

Valdivieso, M. (2014). «El español en la Unión Europea. Los platos rotos de un multilingüismo de ida y vuelta», en Actas de V Congreso «El Español, Lengua de traducción». La traducción y la proyección internacional del español. Madrid: Esletra.