Leon Hunter

Traducciones juradas «low cost»

Escribo esta entrada porque recientemente se ha planteado una iniciativa en foros de traductores jurados para hacer frente al surgimiento de diversas plataformas low cost. Y la escribo desde la experiencia de alguien que ha intentado, por todos los medios, conseguir abaratar costes.

Plataformas Low Cost

Se han creado varias plataformas de este tipo. La idea es automatizar el proceso de la traducción jurada a través de una plataforma online para abaratar costes.

Imagen de resultados de búsqueda de «juradas low cost»

Sin embargo, no tengo claro que vayan a funcionar estas plataformas porque llevo cuatro años intentando conseguir juradas low cost – abaratando mis propios costes y gastos – y el problema no se soluciona con una plataforma tecnológica.

Uso de la tecnología

No es mala idea automatizar lo más posible todos los procesos. Nosotros ya lo estamos haciendo en nuestra empresa automatizando tanto los procesos externos como los internos. Sin embargo, por las especiales características del mercado de la traducción jurada, el cliente no necesariamente tiene la flexibilidad suficiente para adaptarse a estos cambios y, en segundo lugar, hay muchos procesos de atención al cliente que consumen mucho tiempo de gestión y no se pueden automatizar fácilmente: tal vez ahí esté el quid de la cuestión porque por mucho que se intente automatizar siempre va a haber un cliente «tocapelotas» que fastidie este esfuerzo: llamando por teléfono para preguntar alguna duda, añadiendo una hoja más a traducir al proyecto, añadiendo una legalización o una apostilla, cambiando algún documento o requisito, cambiando los datos de envío o de entrega, cambiando los plazos de entrega, etc.

Y no es posible sistematizar todo eso – simplemente porque desafía la sistematización: la traducción jurada se compone de requisitos y exigencias cambiantes que no son fácilmente previsibles ni sistematizables. Pienso que aunque se intente sistematizar todo por un sistema automático los propios clientes se van a rebelar contra esta organización y mandarán emails a los jurados o a la agencia, llamarán por teléfono, cambiarán los pedidos, etc. Y que, al final, no va a ser posible organizar todo de manera automática porque la traducción jurada no es un producto uniforme sin cambios sino que cada jurada es distinta y tiene unos requisitos distintos y necesidades distintas y estos requisitos y necesidades frecuentemente cambian «sobre la marcha» sin que sea posible homogeneizar ni uniformar sus características.

Abaratar costes: ventajas y desventajas

Vamos a ver brevemente que costes se pueden abaratar en una empresa de traducciones juradas (o de traducciones en general) y cómo se puede lograr un abaratamiento.

Externalización de servicios: hay muchos servicios no relacionados con la traducción estrictamente dicha — toda la administración, gestión de facturas y de recobro de facturas, gestión de la página web (mantenimiento) y de la publicidad, incluso la gestión de llamadas telefónicas y atención al cliente por diversos medios (email, live chat, etc.). Todo esto se puede externalizar a terceros (incluso a empresas / personas residentes en terceros países) pero la desventaja es que nunca van a prestar el servicio con el mismo «cariño» que la propia empresa.

En segundo lugar externalizar un servicio no significa desentenderse de él sino que hay que contar con un esfuerzo o trabajo adicional que es controlar y supervisar la labor del proveedor externo y esto es un trabajo en sí mismo que consume horas de trabajo. Tras estar en la senda de la externalización «de todo menos la traducción» varios años he recuperado algunas labores para la empresa, que ahora hacemos nosotros, porque he decidido que la gestión externa no siempre es lo más eficiente ni lo más económico.

Abaratar costes fijos: hay muchos costes susceptibles de rebaja o de abaratamiento. La electricidad, el alquiler de una oficina, el teléfono, servicios fijos como la gestoría, etc. Todo esto se puede abaratar pero es un esfuerzo constante el estar midiendo resultados e investigando ofertas y, en sí mismo, consume un tiempo y un dinero la búsqueda de opciones más baratas.

Sin embargo, os animo a que sigáis buscando la mejor relación calidad / precio porque lo económicamente lógico para una empresa es hacer eso mismo. Evaluar, comparar, hacer un seguimiento y tomar decisiones informadas contando con la mayor cantidad de datos posibles, aunque eso también implique realizar un gasto.

Coste de la publicidad: este es un coste (o gasto, si nos vamos a la definición estricta según la contabilidad de costes) a tener muy muy en cuenta. La inversión publicitaria de algunas empresas y proveedores de traducción jurada parece – a simple vista – altísima y no sé hasta qué punto les merece siquiera la pena.

El rubro de «traducciones juradas», «traductores jurados», «traductor jurado» es cada vez más competitivo (absurdamente competitivo) hasta el punto que nosotros nos hemos planteado retirarnos de la batalla por aparecer en motores de búsqueda o anunciarnos utilizando Adwords o en guías (páginas amarillas, etc.) porque ya no compensa la relación dinero invertido frente a clientela conseguida por este medio. Pensamos que en estos momentos lo mejor que podemos hacer es incrementar el networking con otras empresas / traductores y hacer más marketing social en redes sociales… Y así gastar un poco menos en publicidad que no trae cuenta.

Abaratar costes de personal: es complejo y merecería una entrada aparte. No es tan fácil como «contrato a gente barata y gano más«. La gente menos cualificada rinde bastante menos que la cualificada y, por tanto, es muy posible que los costes tanto de la gestión de esas personas como de su formación acaben resultando más caros.

Muchas veces pienso que si yo trabajara en plantilla podría cobrar perfectamente un sueldo muy alto, incluso de 3 o 4 mil euros al mes, y que a la empresa que me contratara le seguiría saliendo muy rentable porque yo soy muy productivo y rentable… Tanto por lo que facturo yo mismo como por lo que puedo gestionar de otros.

En el mercado de la traducción jurada, sin embargo, no hay personas muy cualificadas o competentes en plantilla: no existe tradición de trabajar con gente en plantilla y aunque busques perfiles cualificados no los encuentras porque no los hay. La gente que trabaja en plantilla como traductora hace otro tipo de labores (gestión de proyectos, principalmente, o creación / traducción de contenidos para webs, o traducciones muy estandarizadas para empresas de tecnología o de ingeniería, o traducciones de videojuegos o de audiovisual, etc.) y no hay perfiles «todoterreno» como el que exigiría un perfil de traductor jurado competente.

Entonces… ¿tienes que trabajar con gente externa? Pues sí, esa es la opción de la mayoría de las empresas de traducción: trabajar con traductores externos y dedicarse solamente a gestionar proyectos y controlar calidad. Pero eso no es nada barato porque exige a la empresa que lo hace tener una estructura empresarial de gestión de proveedores, administración y gestión de proyectos. Supone que, como mínimo, la empresa debe tener un recargo o margen del 30% – 40% por encima de lo que cobra el proveedor externo para financiar sus costes y debe tener también (y esto es muy difícil) crédito para financiar el desfase entre cobros y pagos y una buena gestión de tesorería y de capital circulante (lo que en sí mismo es un coste también).

Nosotros hemos abaratado eliminando la gestión de proyectos y así podemos ofrecer mejores precios porque no tenemos gestión de proveedores ni gestión de proyectos. Pero es un modelo que tiene ventajas y desventajas: como ventajas está la reducción de costes y la reducción (pienso yo) de problemas relacionados con la gestión de esos proveedores, de controlar su calidad (o no calidad), de enfrentamientos, de pagos, etc.

Y como desventajas, hay muchísimas también: tener que formar a una plantilla propia desde cero, no poder asimilar volúmenes que no se ajustan a la capacidad de trabajo de la empresa, tener unos costes fijos mensuales con independencia de lo facturado, los problemas propios de tener empleados (permisos y vacaciones, costes de seguridad social, necesidad de asesoría constante sobre legislación, gestión del personal, conflictividad laboral – si la hubiera, etc.).

Conclusión

Hay muchas vías para reducir costes como habéis visto. Sin embargo, pienso que la traducción jurada se adapta poco a ciertas iniciativas de reducción de costes porque la traducción jurada es un servicio personal y, además, hay mucha gestión y atención al cliente que no se presta fácilmente a la automatización. Sin embargo, estaremos atentos a cualquier iniciativa de reducción de costes y de «juradas low cost» para ver si funcionan y si se traducen en un mejor servicio o mayor eficiencia (que es un esfuerzo constante de esta empresa). Tomaremos nota de lo que consigan aunque, en un principio, nos creemos poco que vaya a funcionar.

También somos conscientes del coste de las juradas para el cliente y tratamos de reducir en todo lo posible nuestros costes y es algo que llevamos haciendo con bastante empeño desde que empezara la crisis económica. Esta no es una industria de grandes beneficios ni de grandes márgenes. El margen es muy pequeñito y da para ir tirando (si te va bien) pero poco más. También tiene la traducción jurada una vertiente de servicio público y, por ello, siendo conscientes de esta función pública, lo responsable es reducir el coste para el cliente lo más posible (sin convertirse tampoco en una ONG).

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