Leon Hunter

Traductor profesional y traductor amateur: 10 diferencias

Diferencias entre traductor profesional y amateur

Servicio de traductor profesional vs. amateur... ¿En qué se diferencia?

10 COSAS QUE DISTINGUEN AL TRADUCTOR PROFESIONAL DEL AMATEUR:

El artículo se dirige tanto al traductor profesional como al aspirante a traductor a tiempo completo:

* Por una parte, el que trabaja ya como traductor profesional lo podrá encontrar interesante para defender su trabajo;

* Por otra, el aspirante a traductor profesional podrá encontrar pistas sobre lo que podría hacer.

En cuanto a estos últimos (los aspirantes a traductor profesional): nos llegan por todo tipo de vías muchas consultas y es difícil responder a todas. Además, algunas no llegan en buen momento (porque existe estrés, problemas, inconvenientes en atender llamadas o mensajes en horas puntuales…) y, por ello, he pensado en un montón de factores que se van a ofrecer en este artículo.

Por supuesto, nadie es perfecto y existen muchos traspiés también para el traductor profesional. Es muy difícil siempre ser traductor y son muchas presiones (de tiempo, de exigencia, de críticas frecuentemente injustas, de una mala imagen de la traducción profesional en general – de la que nosotros no tenemos la culpa, etc.).

Algunas de las cosas no tienen nada que ver con la traducción en sí, sino que son factores alrededor de la traducción y que generan (o no) un entorno en el que es posible hacer un trabajo en condiciones.

El mismo día que escribí este artículo fui al podólogo y habló de los precios y dijo: «son un poco más altos que en otras zonas pero son muchas cosas (los seguros de responsabilidad civil, el alta en autónomos, tener todo en regla…)» y dije que sí, que estaba plenamente de acuerdo con que todo eso cuesta dinero y mucho, pero que hay que tenerlo. Y por supuesto que no pienso cambiar de podólogo y voy a seguir yendo a ese, que es profesional.

  1. EL PRECIO

Es un factor importante en la traducción profesional. Cuando se lanzan ofertas para buscar traductores, se reciben respuestas de todo: desde 2 céntimos la palabra hasta 20 céntimos la palabra.

Coincide que la gente que está o muy baja de precio o muy alta de precio es la que peor impresión da. Si están en un nivel muy bajo de precio suelen justificarse alegando que “puedo traducir X mil palabras al día y soy extremadamente productivo por A, B, y C...».

Pero, claro, yo que también soy traductor profesional (y, a veces, extremadamente productivo) puedo permitirme poner en duda que eso sea verdad…

En cuanto a los precios muy altos, pasa un poco lo mismo. A veces es gente que es estudiante o se ofrece para traducir en combinaciones de lenguas en las que no es nativa en ninguna o para especialidades para las que no tiene formación… Lo único que se te ocurre es que o no tienen ni idea del mercado (no han trabajado nunca y por eso mandan unos precios sin ton ni son) o bien que van a subcontratarlo a otra persona porque no saben hacerlo ellos mismos.

La lógica de los precios, las motivaciones y las cualidades

Lógicamente, estamos en un entorno muy negativo con precios muy a la baja, pero es evidente que hay precios que no van a permitir un mínimo de calidad.

Es cierto que pueden existir diferencias por el país de residencia porque no estamos en el mismo nivel de precios nosotros que Suecia ni está en el mismo nivel de precio Bangladesh que nosotros, pero si estamos comparando traductores o proveedores de servicios de traducción de un mismo mercado y hay unos que tienen precios extremadamente bajos, es para pensarlo.

Como digo, influyen muchas cosas y no siempre es tanto ni tan calvo porque puede haber – y es verdad – una persona extremadamente productiva que consiga traducir por menos. O a lo mejor no traduce de todo por menos y traduce ciertos tipos de documentos por menos, porque se ha especializado en eso.

Pero, dicho lo anterior, un factor diferenciador de la gente que trabaja por “unas pelillas” o “un ingreso extra” y una persona que trabaja formalmente y a tiempo completo por supuesto es el precio, porque el profesional que trabaja regularmente y paga sus gastos no puede competir con ofertas de gente amateur que trabaja por poco o nada.

  1. LOS IMPUESTOS

Es otro factor porque la gente amateur – lógicamente – no quiere pagar impuestos. Entonces nos bombardean con preguntas sobre si pueden trabajar hasta X cantidad sin pagar impuestos y demás y les digo que no soy una gestoría (la gestoría, por cierto, también es una actividad profesional y cualificada).

No estoy en contra de que la gente “vaya empezando” poco a poco y pienso que sí: que deberían bajar la cuota de autónomos para gente nueva y simplificar impuestos y trámites para todos en general (nuevos y antiguos).

Sin embargo, sí que me da mala imagen que un proveedor (o una persona cualquiera que pregunta en algún canal de redes sociales o en alguna lista) no tenga idea de pagar impuestos. Porque tiendo a pensar que es gente amateur, inexperta, de “me saco unas pelillas en el verano”, etc. Y no te parece que vaya a ser gente ni muy profesional ni muy formada.

La presión de la situación personal

Tampoco es siempre así, porque puede haber gente que haya caído en desgracia. Y que tenga muchas dificultades para hacer frente a esos pagos. O gente que ha estado de alta en algún momento y se ha tenido que dar de baja y ahora busca reengancharse a la traducción profesional. Pero que no tiene aún un volumen de trabajo suficientemente amplio.

Hay muchas circunstancias pero el que quiera trabajar en traducción de manera profesional tiene que estar dado de alta en todo y pagar todos los impuestos. Y no solo es porque legalmente sea así: es que tampoco te pueden ofrecer ningún trabajo si no es así. Porque al ir a una empresa a pedir trabajo, si no les vas a hacer factura, no les va a interesar porque les generas un problema (o varios) y no existe ninguna razón para trabajar con gente semi-profesional en un sector como la traducción donde hay muy buenos profesionales ya trabajado y con “los papeles en regla”.

Es sospechosa de ser aficionada cualquier persona que no haga facturas o que proponga no hacerlas o haga preguntas sobre facturas en algún momento de negociación del encargo que descolocan o extrañan.

  1. LOS EMAILS Y LAS RESPUESTAS

Siendo una actividad profesional que se desarrolla principalmente por medios electrónicos, normalmente una persona profesional tendrá:

* Un email y dominio propio. Puede que utilice como back-up alguna dirección de Gmail o similar, pero el dominio propio lo tiene seguro;

Hay otras cosas que son “de nota” como las firmas, los logotipos bonitos o los avisos de la LOPD. Pero el email y su uso es un factor diferenciador.

También porque responden antes porque miran el correo regularmente y no de domingo en domingo.

  1. LA DISPONIBILIDAD

La gente amateur tiene como característica que o está siempre disponible (demasiado disponible porque no tiene nada que hacer) o está muy poco o nada disponible (y no porque esté haciendo traducciones sino porque trabaja en otra cosa).

También, por supuesto, puede que haya un traductor profesional que está muy poco disponible. Eso puede ser buenísima señal porque tiene mucho trabajo.

Normalmente el traductor profesional que es organizado te podrá decir al poco rato si está disponible o no y, de no estar disponible, cuándo lo va a estar (a menos que no le interese trabajar contigo, por ejemplo, porque no le pagas, que ya es otro problema).

  1. LOS PERFILES

Los perfiles son muy importantes. En un curso que hicimos nosotros de mentoring de traductores nuevos, les mandamos a todos los alumnos una crítica de sus perfiles.

En esto hay algo de polémica porque siempre te pueden criticar alguna cosa de algún perfil. Nadie está libre de pecado. Y hay distintas opiniones sobre cómo diferenciar los perfiles profesionales y personales.

Generalmente la estrategia recomendada ahora y la mayoritaria entre la gente joven (menos de 35) es tener un perfil profesional. Con su nombre propio y un seudónimo para cosas menos presentables.

Yo no soy de la opinión de que haya que tener un seudónimo aparte en los perfiles personales. Pienso que una persona puede tener una vida personal más allá del trabajo y tener derecho a hacer de todo y tener ideas sobre cualquier tema. No soy de la opinión de que te tengas que poner el sobrenombre de “la Pimpinela Escarlata” para poder hacer lo que consideres en tu vida: son derechos y libertades fundamentales.

LinkedIn no es Facebook, ni Instagram

Pero, otra cosa, es que en LinkedIn pusiera las fotos que veo muchas veces horrendas de la gente. Porque ese tipo de imágenes no es una foto idónea para LinkedIn.

Lectura relacionada: The 10 Worst LinkedIn Profile Pictures Ever

Indagando en los perfiles también emergen muchas más cosas… Lo que se comparte, la ortografía… Cosas que te pueden orientar en la dirección de que se trata de una persona amateur. O una persona con valores flojos o sin ellos.

Porque puedo estar en contra o a favor de una persona que en su perfil personal tenga opiniones que yo no comparta.  Sin embargo, puedo ver si es una persona medianamente culta e instruida por el tipo de cosas que dice.

Sin embargo, es un tema que da mucho que hablar y que pensar. Puede que tuviera que ser objeto de un post aparte.

  1. LA EXISTENCIA O NO DE TARIFAS

No es lo mismo que el punto sobre precios. La existencia o no de tarifas es que la persona sepa ) cuánto va a cobrar. Esto debe entenderse para servicios habituales que un traductor ofrece.

La persona que es amateur no suele saber cuánto tiene que cobrar o cuánto quiere cobrar siquiera. Como trabaja poco o no ha trabajado nunca, aún no se ha hecho esa composición mental. De modo que si no saben concretamente qué cobrar o dudan y vacilan, es que no es un traductor profesional.

  1. EL EXCESO DE SERVICIOS

Es otra cosa que puede hacer sospechar que estamos ante una persona que aún no se ha definido profesionalmente. Porque traduce de todo, a todos los idiomas. Porque además de traducir, da clases, hace transcripciones, hace interpretaciones… De todo.

Y, al principio, efectivamente es así. Porque ahora me sacas una oferta de servicios de hace 10 años y ahí estaba yo traduciendo a no sé cuántos idiomas.  Y además haciendo clases, transcripciones, etc. Pero luego me definí en unas cosas muy concretas (y cada vez menos).

Y también les digo a los alumnos que se definan y que reduzcan las ofertas porque da mala impresión. Si es una agencia la que ofrece de todo, es normal porque cuentan con diversos colaboradores.  Pero si es una persona sola, lo más normal es que haya puesto todo lo que se le ocurra.  Por si “cae algo”.

  1. QUE TENGAN UNA OPINIÓN FORMADA

Es otra diferencia entre el traductor profesional y el que no lo es. Puede que surja alguna duda sobre cómo se procede con un tipo de encargos. O cómo se traduce A o B, cuál es el proceso a seguir en un asunto X, etc. El traductor profesional tendrá una opinión formada al respecto y te la podrá decir. Puede que la compartas o no, o que te parezca correcta o errada. Pero la opinión formada la tendrá si trabaja regularmente en traducción. Porque se habrá encontrado casos como ese más veces

9. QUE RECHACEN COSAS

Puede ser también un factor (aunque les parezca raro a algunos) que se rechacen cosas. El motivo puede ser porque no lo ven claro por razones profesionales, éticas… Pienso que no significa – como se podrá acusar alguna vez – que la persona sea “poco profesional”.

Es al revés, no lo quiere aceptar porque no quiere presentar un churro de trabajo. No quiere trabajar en campos en los que no se especializa, no quiere llegar tarde al plazo y estrellarse.  Tampoco quiere tener un problema con una autoridad o incumplir una norma ética por hacer algo que es dudoso. O que tal vez no se debería hacer…

Y puede que estemos de acuerdo o no o que nos parezca exagerado o alarmista. Pero esas decisiones provienen de la experiencia de haber cometido un error o haber tenido un problema en el pasado. Eso es lo que está guiando la decisión actual, que está fundamentada precisamente en la experiencia.

  1. QUE SEAN EXIGENTES

Esta es una última que añado yo y que no todo el mundo estará de acuerdo… Que sean exigentes con el cliente: con las instrucciones que da. Pedir que las dé correctamente. Ser críticos con la gestión que hace el cliente del encargo, con la información facilitada. Y, por supuesto, con el cumplimiento de todas las obligaciones y contraprestaciones que al cliente le incumban. Si nosotros vamos a prestar un servicio de manera profesional y con una seguridad. Los clientes tienen que cumplir su parte del trato. Pagar la factura y dar trabajos en condiciones.

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