Leon Hunter

Cómo convertirse en traductor freelance en 7 semanas (X)

servicios de un traductor freelance. Lista de tarifas. Lista de precios.

servicio de un traductor freelance con éxito. Lista de precios. Lista de tarifas.

Cómo convertirse en traductor freelance en 7 semanas (X)

Esta semana he tenido bastante tiempo para reflexionar (por una vez me he tomado una semana entera de vacaciones) y me ha venido fenomenal para pensar y desarrollar toda una serie de ideas que seguro me van a ayudar en este año que empieza.

Una de las principales cosas que he pensado es que toda mi carrera de freelance se torció en el momento que me puse (voluntariamente) una serie de cadenas, me convencí de que mi vida era un valle de lágrimas y no había salida (a veces, no todo el año) y, en cierto modo, me restringí tanto la propia libertad que ya ni salía ni de casa y, al hacerlo, no contentaba a nadie porque no estaba dando el servicio excelente que siempre ha distinguido a Leon Hunter… Dentro de ese servicio excelente también se encuentran una serie de cosas que solo se pueden prestar cuando se tiene tiempo para descansar, para pensar, para planificar…

El servicio incluye «algo más que traducir» (haciendo honor al título del archiconocido blog) ya que nuestros servicios son servicios prestados de persona a persona y… Si como persona no tienes ninguna calidad de vida y tu vida se reduce a trabajar a destajo… ¿Qué calidad puedes ofrecer a otra persona? He reflexionado y veo fundamental el tiempo libre, entre otros motivos, para concentrarme en lo siguiente:

Un seguimiento de los clientes – enviando emails de «follow up», llamando, recibiendo y atendiendo a los clientes (una cosa que siempre me ha gustado hacer y hago bastante bien, sentándome un rato a charlar con ellos – normalmente particulares – y dándoles algunos consejos y asesoramiento o hablándoles un poco de cosas que he leído, de cosas que sé de mi país y de otros países…). Es un valor añadido que te distingue de una simple «máquina expendedora» de traducciones juradas.

La lectura. Me apasiona y me puedo pasar horas inmerso en cualquier cosa, desde una revista a artículos de freelance folder que leo con el móvil tumbado en la cama. No hace falta que esté leyendo el «Anti-Dühring» (es decir, alguna lectura complicadísima y trascendentalísima)… Las pequeñas lecturas también me ayudan a seguir ampliando mi cultura, a despejarme, a aprender más sobre los idiomas origen y destino… Paralelamente muchas lecturas han sido de temas que en un modo u otro he encontrado de inspiración para seguir escribiendo y me han dado muchas ideas para mi negocio en el nuevo año. Y las ideas pueden venir del lugar más insospechado.

La formación. La formación puede proceder de esas lecturas que mencionaba o de cursos a los que se asiste pero, en definitiva, hay que tener tiempo y voluntad para dedicarle un tiempo a esta tarea y no estancarnos en nuestra carrera profesional.

Liberarse de las cadenas

Gran parte del problema es que los freelance nos convertimos frecuentemente en todo lo contrario. No somos libres y somos esclavos:

Esclavos de los plazos de los clientes;

Esclavos del miedo a no tener trabajo;

Esclavos de nuestras deficiencias y lagunas;

Esclavos de nuestra aversión al cambio;

Esclavos de las circunstancias del mercado – cuando es más fácil cambiar de mercado de lo que se cree.

Para ser freelance con éxito y freelance feliz hay que empezar liberándose de cadenas, ataduras y limitaciones que no llevan a nada.

Recuperando la autonomía del autónomo

Puede que en castellano tengamos un problema con la palabra autónomo porque se parece demasiado a «autómata» y — sin meterme a un análisis etimológico que no sabría hacer — sí que llama la atención que la palabra autónomo en griego (αὐτόνομος – que actúa según su propia ley, independiente) sea cercana a autómata (αὐτόματος – que actúa según su propia voluntad, por sí mismo)… Curiosidades de la vida. Y, de alguna forma, en castellano algo se ha «perdido en la traducción» (lost in translation) porque la palabra autómata ha acabado teniendo el sentido totalmente contrario de «persona o ser dirigido«…

Puede que también nos hayamos equivocado en nuestra forma de entender lo que es ser autónomo. Más que verse como personas libres, independientes, que pueden trabajar cuando y como quieran, marcando sus propios horarios y límites (como el inglés «freelance» – que viene de «free» – independiente + «lance» – lanza, porque los primeros «freelance» eran mercenarios que ponían su lanza a disposición del señor feudal que alquilara sus servicios) en castellano (posiblemente por la similitud con autómata) tendemos a ver a los autónomos como siervos de la gleba, encadenados y apesadumbrados — esos que levantan la persiana de la tienda a las 6 de la mañana de lunes a domingo y no tienen vida alguna.

Puede que por ello también gobiernos como el de España hayan decidido encasquetar a los autónomos de una enorme y casi insoportable carga fiscal — que frecuentemente no guarda relación con su capacidad económica real ni la esperable para un autónomo. A mi modo de verlo los autónomos han sido siervos de la gleba de Hacienda durante demasiado tiempo hasta que ya no ha sido posible para los autónomos sostener una presión fiscal tan elevada y, por eso, han cerrado muchísimas PyMES y han dejado de cotizar muchos autónomos (y seguirá la bajada de ingresos porque nada se hace para ayudar a los que más pagan y los que más empleo generan). Hasta ahora solo se ha visto a los autónomos como autómatas que trabajan y trabajan y a los que hay que ordeñar implacablemente para sostener una serie de gastos públicos – algunos útiles y muchos inútiles – pero el error ha sido «morder la mano que da de comer» machacando a la pequeña empresa.

Desde tiempos de Cervantes (y desde que Cervantes fuera recaudador de impuestos que se quedaba con una parte de la recaudación y era funcionario corrupto) nunca se ha querido mucho al autónomo y al pequeño empresario… No se me ocurre ahora ningún párrafo del Quijote pero seguramente haya muchos donde se burle de los venteros a los que tan implacablemente despellejaba. Siempre se ha visto como más noble e inteligente al funcionario y por eso generaciones y generaciones han deseado ser funcionarios y las madres se mueren porque alguno de sus retoños lleguen a funcionarios.

Contra eso no podemos hacer nada. Pero sí podemos recordar que autónomo no es autómata (aunque en griego αὐτόνομος y αὐτόματος sean vocablos semánticamente muy próximos) y reflexionar sobre lo que significa ser autónomo.

Si nos vamos a la RAE, nos dice:

autónomo, ma. (Del gr. αὐτόνομος).

1. adj. Que tiene autonomía.

2. adj. Que trabaja por cuenta propia. U. t. c. s.

Y en el lema «autonomía», me quedo con esta definición: «Condición de quien,
para ciertas cosas, no depende de nadie«.

En esta serie de entradas he pretendido romper una lanza a favor de los free-lance o autónomos. Y muchas veces tenemos que pensar de manera autónoma out of the box«) para ver que hay soluciones muy simples a problemas aparentemente complejos. Y siempre hay que recordar que no dependemos de nadie.

Que podemos:

Elegir nuestro lugar de residencia y el régimen fiscal al que nos queramos acoger;

Elegir nuestro nicho de mercado; y

Elegir los clientes que nos convienen y no nos convienen.

En definitiva, hay libertad absoluta para elegir y marcarse un camino y eso es un tesoro que nadie te podrá arrebatar nunca¡¡No te dejes embaucar ni que te convenzan de que es de otro modo y libérate cuanto antes de esas cadenas!! Y nunca, nunca dejes que te confundan con un autómata.

Traductor jurado en Madrid, Leon Hunter SL. Solicita presupuesto sin compromiso aquí