Leon Hunter

Las prácticas profesionales

Las prácticas profesionales
Esa ventana de tiempo en la que sabes suficiente de tu carrera como para hacer trabajos pequeños, pero no lo suficiente como para ser un empleado con titulación es el momento en el que los estudiantes universitarios suelen buscar la oportunidad de realizar prácticas profesionales. 

¿Qué son?

Las practicas profesionales son las relaciones entre una empresa y un estudiante, en la cual al alumno se le asignan pequeñas o medianas tareas a realizar para que vaya aprendiendo la praxis de su profesión más allá de las aulas. Las empresas de este modo pueden aportar su granito de arena a la sociedad por medio de la pedagogía y a cambio le ahorran trabajos menos complejos a sus empleados oficiales. 

Los alumnos suelen buscar las prácticas por distintos motivos, para aprender de su futura profesión más de cerca, para asegurarse de que en verdad les gusta lo que están estudiando, para añadir más experiencia a su CV e incluso para recibir un poco de dinero a fin de mes para sus gastos personales. 

Si bien no todas las prácticas remuneran a sus “becarios”, es un tema que genera cierta controversia. Por un lado, están quienes defienden que al final del día los trabajos que hacen los alumnos, si bien pequeños o simples, son trabajos que de no hacerlos ellos los haría un empleado al que sí se le paga, por lo cual lo justo es pagarle al alumno. Así también se respeta las horas del alumno, pues no hay que olvidar que en el fondo es eso, un alumno que tiene clases, proyectos y exámenes. 

Luego, por otro lado están quienes defienden que las práctica son deben ser remuneradas ya que a los becarios se les paga con “experiencia”. Además, consideran que al no ser graduados, no se les debe pagar como si lo fueran. 

Considero que más allá de decir si habría que pagar o no a los becarios, también es cierto que no hay dos practicas iguales. En mi caso, he hecho tanto prácticas remuneradas como no remuneradas, y de ambos tipos de prácticas he sacado provecho. 

Quizá un detalle que debería influir en hacia que lado se inclina la balanza es el trabajo propiamente que haga el becario. Hay empresas que esperan que sus becarios trabajen hasta 40 horas a la semana, y aún así no les pagan. Esto evidentemente es una cantidad de trabajo inmensa, especialmente porque hay que recordar que se trata de personas que encima de tener una vida personal, también estudian.

¿Valen la pena? 

Tal y como mencione anteriormente, para este artículo me toca tirar de experiencia ya que he hecho 3 prácticas distintas a lo largo de la carrera. Las tres distintas en contenido (museo, biblioteca y empresa privada), formato (online, presencial, semi-presencial), remuneración y duración. Si bien en ocasiones se me ha dificultado compaginar el trabajo y la educación, es una experiencia que me parece fantástica, cuando no, necesaria. 

Las prácticas te abren la puerta al mundo real pero con la ventaja de que no estás todavía saltando por el barranco. Te enseña a manejar tu tiempo, a mediar apropiadamente las relaciones con jefes y otros compañeros de trabajo, a responder correos de modo profesional, a valorar el trabajo y el dinero, etc. Además, te ayuda a darte cuenta de en qué te gustaría desarrollarte profesionalmente en un futuro.

Si bien hay carreras con futuros laborales más cerrados o definidos como lo es medicina, hay carreras como administración de empresas, comunicación, filosofía y letras, etc. en las cuales la formación recibida puede utilizarse en distintos sectores laborales. Este amplio abanico de posibilidades de trabajo es tan ilusionante como aterradora, por lo que haberle dado una oportunidad a alguna forma de trabajo puede ayudar a guiar.  

Por otro lado, también hay que comentar las desventajas. Cuando empiezas a hacer tus prácticas manejas bien el tiempo, y sientes que no es una tarea demasiado grande. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, y especialmente conforme pasa el curso académico, las horas se vuelven cada vez más valiosa y el tener que usar tu tiempo en el trabajo en vez de en los estudios puede resultar muy frustrante.

Además, aunque por fortuna no ha sido nunca mi caso, hay quienes en sus prácticas han tomado con empresas que lo que buscan al final el día es explotarlos, por lo que no solo receben malos tratos, si no que trabajo muchísimas horas. 

Una gran cantidad de horas trabajadas puede volverse una experiencia molesta, especialmente cuando no hay una compensación económica. Cuando se trabajan varias horas siempre es cansado y difícil de compaginar con las demás obligaciones, pero una pequeña paga ayuda a sentir que el esfuerzo valga la pena. Al final del día, nadie trabajaría si fuera gratis.

Pensamientos finales

Le recomendaría a cualquier estudiante que intente hacer prácticas antes de graduarse, incluso a quienes hayan tenido una mala experiencia, porque no hay dos prácticas iguales. Todo cambia en relación a la empresa, la ciudad, el jefe, las tareas a realizar, etc. Además, si alguien descubre que no le es posible compaginar la carrera y los estudios con las prácticas, siempre tiene la opción de realizar prácticas de verano. Estas son perfectas para este tema ya que el verano es el momento en el que los estudiantes solemos tener más tiempo libre. 

El no saber muy bien qué hacer después de graduarte es un sentimiento en el cual se mezclan el terror absoluto, la adrenalina y la ilusión, pero las prácticas profesionales son una forma perfecta para aproximarte, conocer y derrotar al monstruo de la incertidumbre.

Si te gustó este artículo, te recomendamos los siguientes:

¿Qué puedo leer este verano?

Origen de las lenguas germánicas

¿Sabes la diferencia entre falar y hablar?