Esa «s» no va donde debería
Aunque en muchas ocasiones no nos demos cuenta, en nuestra lengua hay una letra que tiene cierto afán por aparecer donde no la llaman. Como se puede intuir por el título de este artículo, nos referimos a la letra s. En las próximas líneas vamos a tratar de explicar por qué esta letra es especialmente productiva en la morfología del castellano.
¿En breve o en breves?
Empecemos por la manida expresión en breves. En multitud de medios de comunicación podemos leer esta expresión que indica que algo acontecerá en seguida. Pues bien, lo correcto en este caso sería en breve; ahora bien, en el caso de que fuera seguido de otra palabra —como minutos, momentos o instantes—, sí ha de escribirse en plural. Así pues, diríamos en breves momentos o en breves minutos, pero nunca *en breves. No obstante, en la prensa es frecuente encontrar ejemplos como estos: «»Es evidente que en breves habrá una respuesta», ha indicado» (Público, 10/6/2018); «En breves comenzará el sorteo del playoff de ascenso en Tercera División» (Diario AS, 11/6/2018). Como se puede observar, en ambos casos podrían haberse usado las expresiones en breve o en breves minutos para que hubiesen sido correctas. Veamos qué dice la Real Academia Española al respecto:
@rakerri #RAEconsultas EN BREVES solo sería admisible seguido de un sustantivo como MOMENTOS: «En breves momentos anunciaremos al ganador».
— RAE (@RAEinforma) 8 de mayo de 2013
Aunque es menos común, también es posible encontrar la expresión en breve momentos, como si se tratara de un híbrido de las anteriores. En este caso no habría concordancia entre el adjetivo (breve) y el sustantivo (momentos), por lo que la expresión sería incorrecta. Para demostrar que esta expresión está extendida, veamos algunos ejemplos:
Ya ha terminado el partido que precedida a este Nadal – Pouille, así que en breve momentos saldrán los dos tenistas a calentar […] (La Vanguardia, 4/9/2016).
[…] Rogamos a toda la población a mantener la calma ya que en breve momentos nosotros daremos a conocer toda la situación que se está generando (NoticiasYA, 23/6/2017).
¿Delante o delantes?
Otro ejemplo en el que se cuela una s lo encontramos en el adverbio delante. Antes que nada, es conveniente mencionar que los adverbios son palabras invariables; esto quiere decir que solo presentan una única forma y, por tanto, no admiten marcas de género (masculino o femenino) o de número (singular o plural). Pues bien, hay casos en los que se añade una –s al final de dicha palabra, quizá por semejanza con antes o detrás. Tiene sentido que exista cierta analogía con esta última porque, sobre todo, es frecuente encontrar esta forma incorrecta en la expresión por delantes, compuesta igual que por detrás. Desde luego, si nos encontramos con la palabra delantes, lo primero que tenemos que pensar es que se trata de una errata. Aunque, visto lo visto, parece que su uso tiene cierta aceptación (por más que sea una forma incorrecta):
Primero los de Padilla, que lo llevó al caballo por delantes, después los del banderillero […] (El Español, 22/8/2016).
Márquez acabó la qualy segundo por delantes de un estelar Vierge, que completan la primera fila (SPORT, 14/10/2017).
En la cárcel te harán de todo claro lo malo, verás como te dan «matraca» por detrás y por delantes (El Economista, 10/11/2017).
Plurales vulgares
Se consideran vulgares aquellos plurales terminados en –ses cuando correspondería una –s. Por ejemplo, podríamos pensar en formas como sofases, cafeses o pieses; estos tres términos forman el plural con una -s, pues acaban en vocal tónica. En muchos casos, el uso de estas palabras esconde un cierto tono jocoso, pues se ponen énfasis en la manera de pronunciarlo —por ejemplo, arrastrando las eses debajo de los dientes incisivos—. Estos son dos ejemplos de cómo se usan estas variantes incorrectas:
¡Qué mejor que los «chaleses» con los «sofases» para tomarse los «cafeses»! (COPE, 17/5/2018).
Ellos, tan buenecitos, están ahí, cómodamente sentados en sus sofases, confiados en que al final serán otros los que hagan el trabajo sucio (El País, 26/5/2017).
Como se puede apreciar, en ambos casos se trata de un uso intencionado de unas palabras que se sobreentiende que son vulgares, pero aportan un cierto tono humorístico.
Dijistes, hicistes, dejastes…
Seguimos hablando de esta letra intrusa, pero esta vez en algunas formas verbales. Pero, antes que nada, vamos a dar una explicación de por qué se usan las formas distes o dijistes. Lo primero que hay que tener en cuenta es que la mayoría de formas de la segunda persona del singular presenta una -s como desinencia verbal. Por si no ha quedado claro: cuando hablamos en presente, decimos «tú haces»; si hablamos en pretérito imperfecto, decimos «tú hacías»; si es en condicional, «tú harías»; si, por el contrario, utilizamos el futuro, entonces diremos «tú harás». Como se puede ver, todas estas formas acaban en –s, excepto una: la del pretérito perfecto simple. Lo correcto en este caso es decir «tú hiciste», no *«tú hicistes». Por tanto, podría decirse que se produce una analogía entre las formas del pretérito perfecto y las demás. Sin embargo, si nos remontamos al latín, veremos que la forma original no presentaba -s, pues se decía fēcistī. Como ocurre con los ejemplos anteriores, si buscamos un poco, podemos encontrar algunas perlas como estas:
«¿Te acuerdas de que me dijistes que soy el único que le presta atención a lo que hacen los árbitros?» (Marca, 19/4/2018).
«Hoy hace 28 años que nos dejastes. 28 años sin ti. 28 años echándote de menos» (Revista Semana, 4/12/2017).
Se nos ha colado una -s en miércoles…
Vamos con el último ejemplo. Como pasa con las formas verbales del pretérito perfecto simple, en la palabra miércoles también se ha entrometido una –s. Si pensamos en los días de la semana, nos daremos cuenta de que la mayoría, a excepción del sábado y el domingo, terminan en -s. Pero, en origen, no era así. En latín, los días de la semana eran los siguientes:
Dies Lunae (día de la luna); dies Martis (día de Marte); dies Mercurii (día de Mercurio); dies Iovis (día de Júpiter); dies veneris (día de Venus); dies Saturni (día de Saturno; en castellano, la forma sábado procede el hebreo šabbāt) y dies Solis (día del sol, que aún se conserva en el inglés sunday).
Pues bien, por semejanza con el resto de formas, el miércoles presenta una -s antietimológica —es decir, que no se corresponde con la forma original—, de tal forma que en algún momento se pasó de decir dies Mercurii a dies Mercuris, por analogía con el resto de días de la semana.
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