Las ventajas del traductor-gestor
Intrusos
Frecuentemente se habla en otros posts de «intrusos» en traducción. La tendencia de estos artículos es que sea gente con un grado o máster en traducción la que critica a personas que no tienen el título.
Evidentemente, no hace falta ninguno (a excepción de ciertos casos como es la traducción jurada) y lo que hace falta es saber hacer el trabajo correctamente.
Sociedades profesionales e intermediarias
Aquí sale a colación también el tema de los empresarios que montan empresas de traducción. Para montar una empresa de servicios profesionales para la que se requiera una titulación determinada ha de ejercer esa labor la persona titulada. Y cuando la empresa no dispone de una persona con la titulación, se constituye en mera intermediaria. Lamentablemente, en España las sociedades profesionales tienen mucho peor trato que las intermediarias (por todo tipo de razones: fiscales, burocráticas, por la responsabilidad…). Ha sido históricamente penoso y gravoso ser profesional en España desde la época en la que se redactara el actual Código de Comercio.
Start-ups
Recientemente estuve mirando un anuncio de una start-up y lo que más me llamó la atención es que había tres niveles de jefes y un solo traductor en su página. Y eso te da una idea de la importancia y el peso que tiene la traducción en este tipo de empresas… Es decir, que producen traducciones pero el producto en sí es irrelevante y lo que importa es que haya un CEO, un CFO, un Business Development Manager, etc.
Por eso muchos profesionales no podemos entender bien este tipo de iniciativas.
Lo cierto es que también (aparte de que me gusten el tipo de empresas o no) lo que me planteaba al ver tanto jefe y tanto título es si eso no era un modelo empresarial «pre-crisis» y si en un momento como el actual se puede costear toda esa grasa corporativa.
Razones sociales
Hay razones sociales del peso comercial frente al profesional entre las que se encuentran (en España) los enchufes, los amiguismos, la corrupción y los regalos a empresas. Y el tema de los regalos ni mucho menos se ha acabado porque estas Navidades (para sorpresa mía) me llegaron no menos de dos emails generales advirtiendo que los proveedores no hiciéramos regalos… Por supuesto, que yo no hago ninguno porque tengo precios ajustados y no gano tanto como para hacer regalos pero lo que imagino es que en otras empresas (en todos los sectores en general) sí que lo están haciendo.
Nuevas opciones
En este ambiente hay un cierto surgimiento de empresas o autónomos traductores y gestores a la vez. Lo cierto es que también tiene sentido económico porque en una PYME cada vez hay más limitaciones y tenemos que hacer de todo. Traducir, gestionar, revisar, llevar temas de presupuestos y facturas… Y cada vez es más locura y más difícil pero igual por eso también mucha gente se ha lanzado a gestionar, porque se han acostumbrado al multi-tasking y se han vuelto más productivos en general.
Consideraciones de cara al cliente
He pensado que esta forma de organizarse tiene claras ventajas económicas de cara al cliente porque una estructura corporativa con muchos departamentos, jefes y demás no está claro que se añada valor al producto en sí. Por supuesto que es mejor el servicio, pero el producto (y tal y como lo tienen arrinconado en webs como las famosas start-ups donde solo hay una o dos personas que se dediquen a labores productivas propiamente dichas) no parece que sea prioritario.
Por tanto, para los clientes, este tipo de empresas:
- Son caras porque tienen muchos costes y se produce un recargo sobre el producto;
- Es peor su calidad porque el recorte lo asume el productor. Así, en el periodo 2009 – 2016, según nuestro análisis, los traductores (en español > inglés > español) han pasado de cobrar una media de 0,09-0,06 céntimos la palabra a cobrar entre 0,06-0,03 actualmente (es decir, se han ajustado los precios en tres puntos)*. Mientras que las tarifas de agencias se han mantenido en una media de 0,10-0.12. Por tanto, ha habido recorte, pero principalmente al traductor.
*Este ajuste, no obstante, no se ha producido en todos los idiomas y es notable el caso del portugués en el que por la buena marcha de la economía brasileña (pese a las quejas de temas políticos) hay tarifas finales de traductores en el rango de 0,08 a 0,12.
Mi conclusión es que el producto ha bajado poco de precio (porque las tarifas finales se han movido poco) pero como trabajan con gente muy barata, la calidad se resiente. En unos casos es mala porque es gente joven en situaciones más o menos precarias. En otros casos es porque son personas que han tenido que hacer un recorte de precios importante, pero sus gastos se han mantenido o han subido. Por tanto, han incrementado muchísimo la productividad y es poco viable desde el punto de vista de la calidad.
Insatisfacción profesional
De hecho, una de las principales frustraciones de trabajar en una especie de rueda de hámster de producir por poco dinero y grandes cantidades es que, al final, te ves obligado a entregar cosas de las que no te sientes orgulloso para nada. Y es una situación en la que el traductor se siente permanentemente mal e insatisfecho con lo que hace.
Las ventajas del traductor-gestor
Las ventajas del traductor-gestor es que realmente se ahorra bastante dinero porque es gente polivalente. Y, como he dicho, se lleva lo polivalente.
Recuerdo que cuando trabajaba en un hotel la directora del hotel se había sacado la misma FP (formación profesional) que el resto de la gente aunque era licenciada en economía. Y, así, si un día se llenaba mucho el restaurante o había crisis en la cocina, salía a ayudar. Por supuesto, no le daban las tareas más duras, pero al menos tenía ese espíritu. Eso era en Alemania (de la que tanto hablan como ejemplo de economía perfecta).
Ventajas concretas que añaden valor
* Al revisar calidad, el traductor-gestor añade valor porque puede sacar errores, hacer los formatos y muchas otras labores propias de la traducción
Así, muchas veces me he encontrado con temas como que estaban enviando y reenviando archivos porque ni sabían corregirlas ellos ni sabían formatearlas tampoco. Y montan unos cirios de días enteros de emails para arriba y para abajo y mucho tiempo de gestión.
Sin embargo, he visto que al traducir yo y enviarle un trabajo a un compañero (o vice versa – y suponiendo que sea un compañero/a «medianamente consecuente») que realmente corregíamos nosotros las cuatro erratas que hubiera sin montar ningún cirio ni drama ni mandar muchos correos de ida y vuelta ni hacer llamadas. Es decir, que son cosas que hacemos sobre la marcha.
* También pueden seleccionar gente de su red de contactos y evaluar la calidad bastante rápido
Esto también lo he visto porque – frecuentemente – el tema de los intermediarios es que montan cirios enormes de enviar pruebas para arriba y para abajo y que, en nuestro caso, no nos parecía necesario. Que realmente viendo el trabajo era evidente si era buena o era mala la calidad y que, por otra parte, conociendo a la gente concreta de que se trata ya teníamos una idea más o menos de cómo iba a ser. Y que había muchas pistas en la forma de comunicarse, en las maneras, en el tipo de preguntas, en miles de detalles.
Ventajas por precio
Destacaría sobre todo que al quitar un nivel de gestión se ahorra dinero.
Pero, ojo. No siempre es así, porque puede ser que un intermediario tenga negociados mejores precios (por ejemplo, por volumen de trabajo) o que tenga combinaciones de idiomas muy raras que son difíciles de encontrar.
Ventajas por agilidad
Porque un traductor al que le envías un trabajo puede empezar a trabajar desde el minuto 1. No necesita hacer una búsqueda de proveedores disponibles. También destacaría el tema de las consultas porque me parece que en muchos casos el cliente hace una pregunta y pierden mucho tiempo preguntando por arriba y por abajo que cómo es esto o cómo es lo otro. Son consultas que un traductor puede resolver sobre la marcha (y, muchas veces, que no necesita consultar a un tercero).
Críticas
Como críticas (son cosas que he observado) destacaría:
- La lentitud dando presupuestos como la principal crítica. Que tardan ni se sabe solo en decirte cuánto cuesta y cuándo lo van a tener (que no es tan difícil de responder). Esta es la asignatura pendiente de muchos traductores-gestores y también de traductores a secas. Esta lentitud, sin embargo, no es extensiva a lo que tardan en hacer la traducción en sí misma. Simplemente pasa que como priorizan las traducciones por encima de los presupuestos, tardan en dar los presupuestos.
- Poco comunicativos. Muchos traductores son personas muy poco comunicativas.
- Poco comerciales. Seguramente no llaman a los clientes para ofrecerles más servicios ni para evaluar la satisfacción. Sin embargo, a mí, hasta cierto punto me parece un punto positivo porque no hay nada peor que los bombardeos de spam y de llamadas comerciales inoportunas.
Y aquí se acaba este análisis.
Si quieres contar tu historia de traductor y gestor, en próximas entradas publicaremos entrevistas con personas que tengan este perfil.
- Omisiones en las traducciones juradas – 03/12/2023
- Las direcciones en las traducciones juradas – 01/12/2023
- La traducción de términos del mercado monetario – 29/01/2021